viernes, 24 de agosto de 2012

Organizaciones conviviales



El Convivio


El convivio implica la reunión de dos o más personas, vivas, en un centro territorial, encuentro de presencias en el espacio y convivencia acotada —no extensa— en el tiempo para compartir un rito de sociabilidad en el que se distribuyen y alternan dos roles: el emisor que dice —verbal y no verbalmente— un texto, el receptor que lo escucha con atención.
El convivio entraña compañía, estar con el otro / los otros, pero también con uno mismo, dialéctica del yo-tu, salirse de sí al encuentro con el otro / con uno mismo. Importa el diálogo de las presencias, la conversación: el reconocimiento del otro y del uno mismo, afectar y dejarse afectar en el encuentro, suspensión del solipsismo y el aislamiento.
El convivio implica proximidad, audibilidad y visibilidad estrechas, así como una conexión sensorial que puede atravesar todos los sentidos —por ejemplo, el gusto, el tacto y el olfato a través del vino o de los alimentos compartidos.
El convivio es efímero e irrepetible, está inserto en el fluir temporal vital en su doble dimensión objetiva y subjetiva.
La socialización no es excluyentemente humana: el convivio incluye la ofrenda y la manifestación del orden divino en el rito de reunión.
Puede afirmarse, que en tanto base de la literatura oral, el convivio restituye a lo literario el carácter de “situado” espacio-temporalmente propio de la emisión lingüística corriente en cuanto a los sujetos que participan en ella (emisor-receptor). Por el contrario, la emisión del texto literario escrito y no leído en voz alta sólo queda situado desde la primera parte de la emisión: el acto de escritura y su sujeto, “el acto de lectura remite a una segunda instancia no situada”, ausente en la literatura oral.


Jorge Dubatti

Fragmentos de El convivio teatral, Textos Básicos, Atuel, 2003




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