Teatro
alternativo
El Camarín de las Musas - Buenos Aires |
Como teatro alternativo se denomina al teatro que se produce al
margen de los circuitos comerciales.
Durante el siglo XX, cada país y cada tradición teatral ha visto
surgir un movimiento renovador, de planteamientos artísticos y sociales
avanzados, que se oponía al teatro oficial, sujeto a estrechas condiciones
comerciales y de ideología más conservadora. En Estados Unidos surgió el
off-Broadway como reacción contra el teatro de Broadway, y más tarde, con una
postura aún más extrema, el off-off-Broadway. En Gran Bretaña se habla de
teatro fringe, y en España y muchos países latinoamericanos, la expresión
teatro universitario era sinónimo de teatro alternativo, ya que fue en las
aulas universitarias donde se gestaron movimientos sociales y artísticos que
supusieron una importante renovación de la realidad teatral. Con el tiempo, sin
embargo, las nuevas ideas se han ido asentando, y el teatro alternativo ha ido
encontrando sus propios cauces de comercialización y distribución, a menudo por
medio de subvenciones oficiales o de una plena profesionalización. El teatro
alternativo es, pues, la contrapropuesta al teatro establecido, una alternativa
estética, organizativa y cultural, que se produce a través de grupos o
compañías más o menos pequeñas de teatro independiente. Nace siempre unido a
los movimientos de masas, y actúa, sobre todo, en lo que a maneras de pensar se
refiere. De ahí le viene su carácter popular y casi siempre festivo o ritual.
Por lo general, estos grupos carecen de grandes presupuestos para la
puesta en escena de las obras. Los decorados se realizan con materiales
sencillos a causa de su bajo coste y la facilidad para transportarlos. Todo
esto sin abandonar sus principios estéticos y muchas veces políticos. Cualquier
alternativa se plantea y es casi siempre el colectivo el que decide.
Este tipo de teatro tiene dos metas más o menos definidas: una nueva
estética y unas maneras diferentes para llegar al público que les interesa. Por
ello se ve en la necesidad de crear sus propios textos. Otras veces recurren a
autores o dramaturgos tales como Artaud, Brecht, Grotowski, Stanislavski,
Sartre, Beckett e Ionesco; clásicos como Shakespeare, Molière, Sófocles,
Eurípides, Chéjov, Tennessee Williams y Peter Weis; o más recientes como Bernard-Marie
Koltès o Heiner Müller.
Sin embargo, hay que destacar y agradecer como otro rasgo
característico de este movimiento su atrevimiento y desenfado al asumir como
base de sus montajes, materiales no teatrales, como cuentos musicales, cuadros,
danzas y novelas, u otros como la Biblia o diversas leyendas mitológicas y
religiosas.
En estos casos resulta muy difícil separar en sus distintos
componentes el espectáculo resultante, que se convierte en una mezcla de
teatro, danza, música y pintura. Quizá sea ésta una de las causas que han hecho
posible que algunos grupos rescaten para sus obras lugares no habituales de
representación teatral.
Es muy variada y difícil de abarcar la propuesta de los teatros
alternativos, pero simplificando se pueden enumerar algunos géneros que se
reiteran, como el teatro del absurdo, el teatro documento, las performances y
las obras de agitación política o de propaganda coyuntural.
Microsoft Encarta 2005.
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