De Claudia Carbonell, Alejandra Adela González
Basada en "El Square" de Marguerite Duras
Intemperie" relata un momento. Apenas unas horas. Una tarde que transcurre como tantas en una plaza pública.
Ella y El se encuentran a la "Intemperie". Como todos los hombres y las mujeres que hablan con palabras plenas de lágrimas y risas. Ella que persevera, desde la quietud, en su deseo de ser elegida, él que se mantiene constantemente viajando para soportar su soledad. Pero una tarde, en una plaza, a la Intemperie, se da un giro. Y ese encuentro, esa interrupción del tiempo de todos los días, los hará otros.
Premio Teatro del Mundo
XIV Jornadas Nacionales de Teatro Comparado
Trabajos destacados para la adaptación
Premio Producción Teatral 2006 / otorgado por el Instituto Nacional del Teatro
Ficha técnico artística
Sobre textos de: Marguerite Duras
Dramaturgia: Claudia Carbonell, Alejandra Adela González
Adaptación: Claudia Carbonell, Alejandra Adela González
Actuan: Fernando Armani, Georgina Rey
Músicos: Alejandro Elijovich, Fernando Lerman, Gustavo Liamgot
Vestuario: Graciela Caruso
Escenografía: Marcela Bazzano
Diseño de luces: Claudia Carbonell, Marco Pastorino
Realización de escenografia: Jorge Mondello
Música original: Fernando Lerman
Fotografía: Marina Devesa
Diseño gráfico: Florencia Fernández
Asistencia de iluminación: Marcelo Tavarone
Prensa: Tehagolaprensa
Dirección: Claudia Carbonell
Este espectáculo formó parte del evento: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo 16 Años
Críticas
Es respetuosa la adaptación de Intemperie, de Duras
La Nación, 27 de abril de 2008
Nuestra opinión: muy buena
En una plaza, una tarde, una mujer y un hombre comparten, por casualidad, un banco. El diálogo asoma de inmediato y, a partir de ahí, dos mundos se descubrirán en escena. Ella es criada en una casa de familia adinerada y él, un viajante que vende productos pequeños. Ambos están acostumbrados a sus rutinas y, aunque no les parezcan interesantes, las creen importantes a fuerza de acostumbramiento; es lo que tienen y lo valoran, más allá de las fantasías y las necesidades que puedan aparecer.
Ella y él resultan ser un montón de personas de este mundo que, acosadas por el trabajo, la soledad, la ausencia de proyectos, se inventan el mundo en el que pueden vivir con cierta alegría. Esperan: siempre lo hacen. Pero también saben gratificarse con lo que poseen. Y en este encuentro, en esos diálogos que mantienen, es asombroso todo lo que tienen. Cada situación resume algo nuevo, siempre intenso, sorpresivo y, a la vez, desconcertante; tanto que el espectador no parará de cargar la cabeza con tantas pequeñas reflexiones y, sobre todo, con la gran humanidad de esas personas.
La adaptación de Alejandra González y Claudia Carbonell es, por un lado, sumamente respetuosa de los valores de la autora y, también, de profunda teatralidad. Es notable cómo Marguerite Duras está ahí, con sus tiempos, sus ritmos, sus frases, que golpean en el lugar certero y para provocar cuestiones certeras.
INTERPRETACIÓN APASIONADA
En tanto directora, Carbonell realiza un trabajo muy minucioso con los actores. Descubre cuáles son los momentos destinados a la pura palabra y cuáles los que la acción necesita para hacer que el ritmo y la tensión de su espectáculo progrese de manera que el público no pueda escaparse de él. Y el espectador disfruta de cada situación, la siente próxima; alguna vez pensó eso, lo dijo, lo creyó, verdaderamente.
Tanto Alicia Muxo como Fernando Armani realizan una tarea de suma sensibilidad. Se los nota apasionados por esos seres a los que les aportan esa vida ínfima, pero que se torna muy potente según el decir o el hacer de ellos. En ese pequeño lugar, en esa plaza que la imaginación crea con tanta fuerza, esos actores dicen que la vida puede ser muy hermosa, aunque estemos a la intemperie.
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