Borges para niños: el libro de los seres imaginarios
Personajes del universo literario
Marisol Otero, al frente de la propuesta borgeana. Autor: Marisé Monteiro / Dirección: Lia Jelin / Dirección de títeres: Rosa Leo y Jorge Capranzano / Música: Patricia Sosa, Oscar Mediavilla y Daniel Vila / Diseño de vestuario y títeres: Giselle Bosio y Leandro Lucaneira / Iluminación: Santiago González Urrutia / Escenografía: Valeria Brudny / Intérpretes: Marisol Otero, Nahuel Capranzano, Gabriel Kipen, Carmen Kohan, Marta Mediavilla, Mara Meter, José María Rivero, Alfredo Rizo y Agustín De Urquiza / Teatro: Presidente Alvear, Corrientes 1659 / Funciones: Martes a domingos, a las 14.30 y 16.30.
Nuestra opinión: regular
El universo borgiano es profuso en personajes fantásticos. Marisé Monteiro rescata en Borges para niños: El libro de los seres imaginarios a muchos de ellos para hilvanar la historia de Iris, que consigue trabajo de bibliotecaria asistente del mismo Borges. A partir de la biblioteca como matriz de la imaginación, se desarrolla un recorrido por mundos de fantasía, a la manera de una nueva Alicia, en los que no hay certeza entre qué es sueño y qué realidad.
La técnica del teatro negro, eficazmente instrumentada bajo dirección de Rosa Leo y Jorge Capranzano, se presta para el viaje de la protagonista, interpretada por Marisol Otero, quien debe recuperar El libro de arena que ha removido de su escondrijo. El cuento de Borges que da nombre al libro citado remite a páginas infinitas, sin principio ni fin, con la arena que se escurre entre las manos. En la obra de teatro dirigida por Lía Jelín está puesto el énfasis en cierta característica diabólica, peligrosa, del libro. En el laberinto de breves aventuras que conforman las etapas del viaje de Iris aparecen faunos, elfos, trolls y monstruos marinos, algunos amigables y otros menos.
Inmersa en una tonalidad escénica por momentos oscura y saturada a la vez por algunas estridencias, se desarrolla el protagonismo de Otero en cierta orfandad escénica. A pesar de la multiplicidad de personajes que entran y salen de la historia, la incidencia de los mismos es más visual que dramática, sin entablar con la figura de Iris una real empatía. La apelación parcial al playback genera por otra parte una disparidad sonora que resiente la continuidad musical de la obra.
Destellos de humor musical como en la presentación del rabino creador del gólem en base a las fórmulas de la kabala o en la de la familia de dragones que se mueve al ritmo del rock clásico, se alternan con temas melódicos, en particular los que quedan a cargo de Marisol Otero, que se quedan en lo más convencional del género musical.
Viernes 22 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
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