sábado, 30 de julio de 2011

Crítica Teatral Borges para niños

Borges para niños: el libro de los seres imaginarios
Personajes del universo literario
 

Marisol Otero, al frente de la propuesta borgeana. Autor: Marisé Monteiro / Dirección: Lia Jelin / Dirección de títeres: Rosa Leo y Jorge Capranzano / Música: Patricia Sosa, Oscar Mediavilla y Daniel Vila / Diseño de vestuario y títeres: Giselle Bosio y Leandro Lucaneira / Iluminación: Santiago González Urrutia / Escenografía: Valeria Brudny / Intérpretes: Marisol Otero, Nahuel Capranzano, Gabriel Kipen, Carmen Kohan, Marta Mediavilla, Mara Meter, José María Rivero, Alfredo Rizo y Agustín De Urquiza / Teatro: Presidente Alvear, Corrientes 1659 / Funciones: Martes a domingos, a las 14.30 y 16.30.

Nuestra opinión: regular

El universo borgiano es profuso en personajes fantásticos. Marisé Monteiro rescata en Borges para niños: El libro de los seres imaginarios a muchos de ellos para hilvanar la historia de Iris, que consigue trabajo de bibliotecaria asistente del mismo Borges. A partir de la biblioteca como matriz de la imaginación, se desarrolla un recorrido por mundos de fantasía, a la manera de una nueva Alicia, en los que no hay certeza entre qué es sueño y qué realidad.
La técnica del teatro negro, eficazmente instrumentada bajo dirección de Rosa Leo y Jorge Capranzano, se presta para el viaje de la protagonista, interpretada por Marisol Otero, quien debe recuperar El libro de arena que ha removido de su escondrijo. El cuento de Borges que da nombre al libro citado remite a páginas infinitas, sin principio ni fin, con la arena que se escurre entre las manos. En la obra de teatro dirigida por Lía Jelín está puesto el énfasis en cierta característica diabólica, peligrosa, del libro. En el laberinto de breves aventuras que conforman las etapas del viaje de Iris aparecen faunos, elfos, trolls y monstruos marinos, algunos amigables y otros menos.
Inmersa en una tonalidad escénica por momentos oscura y saturada a la vez por algunas estridencias, se desarrolla el protagonismo de Otero en cierta orfandad escénica. A pesar de la multiplicidad de personajes que entran y salen de la historia, la incidencia de los mismos es más visual que dramática, sin entablar con la figura de Iris una real empatía. La apelación parcial al playback genera por otra parte una disparidad sonora que resiente la continuidad musical de la obra.
Destellos de humor musical como en la presentación del rabino creador del gólem en base a las fórmulas de la kabala o en la de la familia de dragones que se mueve al ritmo del rock clásico, se alternan con temas melódicos, en particular los que quedan a cargo de Marisol Otero, que se quedan en lo más convencional del género musical.

Viernes 22 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa

Hugo Saccoccia

Murió Hugo Saccoccia
Un gran teatrista patagónico
.

El dramaturgo fue el factótum de un festival en Neuquén. A los 61 años, falleció en Buenos Aires Hugo Saccoccia. La noticia se divulgó rápidamente el domingo al mediodía. Para los teatreros del país, es una pérdida invalorable. Desde hace muchos años, Hugo, a través de la Biblioteca Teatral Hueney, que había instalado en su casa de Zapala, Neuquén, divulgaba los cientos de textos teatrales que allí almacenaba y lo hacía de forma desinteresada. El mismo pagaba la fotocopia y el envío de correo.
Saccoccia era cordobés, pero se había instalado en Zapala. Su profesión de abogado lo llevó a ocupar cargos como fiscal de instrucción y luego juez en lo correccional y de menores. Se había jubilado hace poco tiempo, y entonces su vida comenzó a girar alrededor de dos proyectos: el sostenimiento de la biblioteca y la organización y promoción del Festival Nacional de Teatro de Humor que, anualmente, realizaba en Zapala.
La programación estaba conformada por textos seleccionados a través de un concurso de dramaturgia que siempre contaba con un destacado equipo de curadores. Luego esas obras se semimontaban y se editaban. Durante los días del encuentro, buena parte de la comunidad de Zapala participaba atendiendo invitados, produciendo las funciones o cocinando unas comidas exquisitas que hasta el mismo Hugo seleccionaba.
Su producción autoral estaba ligada al realismo. Uno de sus primeros textos, Modelo de madre para recortar y armar, ha tenido y sigue teniendo múltiples puestas a lo largo y a lo ancho del país. Su última producción conocida en Buenos Aires fue Las González , que se estrenó el año pasado en el Teatro del Pueblo, con dirección de Néstor Romero.
En el último tiempo, sus visitas a esta ciudad se habían multiplicado. Había sido designado delegado de Argentores a nivel nacional y estaba trabajando en un proyecto relacionado con los derechos de autor.
La enfermedad lo encontró fuera del suelo patagónico. Sus restos fueron trasladados ayer por la mañana a Neuquén. El intendente de Zapala, Edgardo Sapag, decretó tres días de duelo en su homenaje.
Figura destacada dentro del teatro argentino, el mundo de las provincias fue su eje de trabajo. La Patagonia le debe mucho a este soñador y luchador empedernido, afecto a la charla, al abrazo siempre fraterno. Peleaba mucho por sus proyectos y, como no dejaba de lado la simpatía y el buen humor, siempre terminaban consiguiendo aquello que buscaba.
Al "gordo" Saccoccia se lo va a extrañar mucho. Los autores tenían en él a un gran difusor y los elencos al mejor contendor a la hora de tomar decisiones sobre una obra a llevar a escena. El teatro ha perdido a otro magnífico artífice de buenos sueños.
Carlos Pacheco


Martes 26 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa La Nación espectáculo

Semiología teatral

La semiología en el teatro

No se puede leer teatro. Esto es algo que todos saben o creen saber. Lo saben, por desgracia, esos editores que sólo publican las obras de lectura recomendada en las instituciones docentes. No lo ignoran los profesores, que difícilmente disimulan su angustia a la hora de explicar o de intentar explicar un documento textual cuyas claves escapan al libro. Los comediantes, los directores escénicos —que creen conocer el problema mejor que nadie— miran con cierto desdén y recelo todo tipo de exégesis universitarias por considerarlas inútiles y soporíferas. Sábelo también el simple lector, ese lector que cada vez que se arriesga a la empresa de la lectura, tropieza con las dificultades de unos textos que no parece hayan sido escritos por el consumo libresco. No todo el mundo posee el hábito “técnico” del teatro representado o la imaginación especial que se requiere para construir, al hilo de la lectura, una representación ficticia. Y, no obstante, esto es lo que todos hacemos. Operación individualista que no se justifica ni en la teoría ni en la práctica.
Admitamos que no se pueda leer teatro. Y, pese a ello..., hay que leerlo. Ha de leerlo, en primer lugar, quien, por cualquier razón, ande metido en la práctica teatral (amateurs y profesionales, espectadores asiduos, todos vuelven al texto como a una fuente de referencia). Leen también teatro los amantes y profesionales de la literatura, profesores y alumnos (pues no ignora que, en algunas literaturas, buena parte de sus grandes autores son dramaturgos). Por supuesto que nos gusta estudiar las obras dramáticas en su escenificación, verlas representadas o hasta representarlas nosotros mismos. No obstante, confesemos con franqueza que esto de la representación es algo fugaz, efímero, sólo el texto permanece.
En esta lucha entre el profesor de literatura y el hombre de teatro, entre el teórico y el práctico, el semiólogo no es el árbitro sino más bien —si así se le puede denominar— el organizador. Uno y otro de los combatientes se sirven de sistemas de signos; precisamente del sistema o de los sistema que hay que estudiar y constituir conjuntamente a fin de establecer luego una dialéctica verdadera de la teoría y de la práctica.
El semiólogo no pretende mostrar la “verdad” del texto, sólo pretende establecer el sistema o sistemas de signos textuales que permitan al director escénico, a los comediantes, construir un sistema significativo en que el espectador concreto no se encuentre fuera de lugar.
Sin duda que, desde un punto de vista metodológico, la lingüística es una ciencia privilegiada para el estudio de la práctica teatral; y no sólo en lo que atañe al texto —sobre todo en los diálogos—, lo que es de todo punto evidente por ser verbal su materia de expresión, sino también en lo tocante a la representación, dada la relación existente entre los signos textuales y los signos de la representación.
Toda reflexión sobre el texto teatral se encontrará obligatoriamente con la problemática de la representación; un estudio del texto sólo puede constituir el prolegómeno, el punto de partida obligado, pero no suficiente, de esta práctica totalizadora que es la práctica del teatro concreto.


Fragmento extraído de Semiótica Teatral de Anne Ubersfeld, Ediciones Cátedra S.A., 1998

sábado, 23 de julio de 2011

El teatro alquímico



Hay entre el principio del teatro y el de la alquimia una misteriosa identidad de esencia. Obedece ello a que, como la alquimia, el teatro, cuando se le considera en su principio y subterráneamente, aparece ligado a un cierto número de bases que son las mismas para todas las artes, y que tienen por finalidad, en el terreno espiritual e imaginario, el logro de una eficacia análoga a la que permite, en el terreno físico, fabricar realmente oro. Pero existe, además, entre el teatro y la alquimia una semejanza más preclara y que nos lleva metafísicamente mucho más lejos: la de que el teatro y la alquimia son artes virtuales, por decirlo así, y que no encierran en sí mismas ni sus fines ni su realidad.
De igual modo que la alquimia es, mediante sus símbolos, como el Doble espiritual de una operación que no tiene eficacia más que en el plano de la materia real, el teatro debe también ser considerado como el Doble, no de esa realidad cotidiana y directa, de la que ha ido reduciéndose poco a poco a no representar más que la copia inerte, tan vana como edulcorada, sino de otra realidad peligrosa y típica en la que los principios, como los delfines tras de asomar la cabeza, se apresuran a hundirse de nuevo en la oscuridad de las aguas.
Y ocurre que esa realidad no es humana, sino inhumana, y que el hombre, con sus costumbres o con su carácter, entra por muy poco, hay que confesarlo, en ella. Apenas si en esa realidad queda todavía la cabeza del hombre, y algo así como una cabeza absolutamente descarnada, maleable y orgánica, que conservara exactamente la materia formal indispensable para que los principios pudieran desarrollar en ella sus consecuencias en términos sensibles y acabados.
Hay, por otra parte, y antes de seguir adelante, que observar el extraño afecto que todos los libros que tratan de la materia alquímica sienten por la terminología de teatro, cual si sus autores hubiesen advertido desde el origen todo lo que hay de representativo, esto es, de teatral, en la serie completa de los símbolos por medio de los cuales se realiza espiritualmente la gran obra en espera de realizarse real y materialmente, y también en las desviaciones y los errores del espíritu mal informado en torno de esas operaciones, y en la enumeración, que pudiera calificarse de «dialéctica», de todas las aberraciones, fantasmas, mirajes y alucinaciones por los que tienen forzosamente que pasar los que intentan esas operaciones CON MEDIOS PURAMENTE HUMANOS.
Todos los alquimistas verdaderos saben que el símbolo alquímico es un miraje de igual manera que el teatro es un miraje. Y esta alusión perpetua a las cosas y al principio del teatro que se encuentra en casi todos los libros de alquimia debe ser considerado como el sentimiento (del que los alquimistas tenían la conciencia más escrupulosa) de la identidad que existe entre el plano en el que evolucionan los personajes, los objetos, las imágenes y, en términos generales, todo cuanto constituye la realidad virtual del teatro, y el plano puramente supuesto e ilusorio en el que evolucionan los símbolos de la alquimia.

Estos símbolos, que indican lo que pudiera llamarse unos estados filosóficos de la materia, encauzan ya al espíritu en la vía de esa purificación ardorosa, de esa unificación y de esa demacración, en un sentido horriblemente simplificado y puro, de las moléculas naturales; en la vía de esa operación que permite, a fuerza de despojo, repensar y reconstituir los sólidos siguiendo esa línea espiritual de equilibrio en la que han vuelto, por fin, a convertirse en oro. No se hace bastante hincapié en subrayar hasta qué punto el simbolismo material que sirve para designar ese trabajo misterioso responde en el espíritu a un simbolismo paralelo, a una «mise en oeuvre» de ideas y de apariencias mediante la cual todo lo que en el teatro es teatral se designa y puede distinguirse filosóficamente.
Creo explicarme. Y es, por lo demás, harto probable que se haya comprendido ya que el género de teatro a que aludimos no tiene nada que ver con esa clase de teatro social o de actualidad que cambia con las épocas, y en el que las ideas que animaban originalmente al teatro no aparecen ya más que en las caricaturas de los gestos, desfiguradas a fuerza de haber cambiado de sentido. Ocurre con las ideas del teatro típico y primitivo lo que con las palabras que al cabo del tiempo han cesado de llenar ya su misión de imágenes y que en lugar de ser un medio de expansión no son ya más una «impasse» y un cementerio para el espíritu.
Tal vez antes de profundizar más sobre el particular se nos pida que definamos lo que entendemos por teatro típico y primitivo. Y abordaremos por ahí la entraña misma del problema.
Si se plantea, en efecto, la cuestión de los orígenes y de la razón de ser (o de la necesidad primordial) del teatro, se tendrá, de un lado y metafísicamente, la materialización o, mejor aún, la exteriorización de algo así como un drama que contuviese, en forma a un tiempo múltiple y única, los principios esenciales de todo drama, ya orientados, por su parte, y divididos, no lo suficiente para que pierdan su carácter de principios, pero sí lo bastante para contener en términos substanciales y activos, es decir, llenos de «décharges», perspectivas infinitas de conflictos. Analizar filosóficamente un drama tal, es imposible; y así, sólo poéticamente y arrancando a los principios de todas las artes lo que puedan tener de comunicativo y de magnético, es viable, por medio de formas, de sonidos, de músicas y de volúmenes, evocar a través de todas las similitudes naturales de las imágenes y de los parecidos, no unas direcciones primordiales del espíritu, a las que nuestro intelectualismo lógico y abusivo reduciría a no ser otra cosa que inútiles esquemas, sino esos como estados de una acuidad tan intensa, de un filo tan absoluto, que a través de los estremecimientos de la música y de la forma se sienten las amenazas subterráneas de un caos tan decisivo como peligroso.
Y ese drama esencial, así se advierte perfectamente, existe, y existe a imagen de un algo más sutil que la creación misma, de un algo que tendremos que representarnos como el resultado de una voluntad única y sin conflicto.
Deberemos creer que el drama esencial, el que figuraba en la base de todos los grandes misterios, se desposa con el segundo tiempo de la creación, el de la dificultad y del Doble, el de la materia y de la condensación de la idea.
Parece, en efecto, que allí donde reinan la simplicidad y el orden no puede haber teatro ni drama, y que el verdadero teatro nace, como la poesía, por lo demás, pero por otros caminos, de una anarquía que se organiza luego de luchas filosóficas que son el aspecto apasionante de esas unificaciones primitivas.
Y ocurre que esos conflictos que el cosmos en ebullición nos ofrece en una forma filosóficamente alterada e impura, nos son propuestos por la alquimia en toda su intelectualidad rigurosa, pues que la alquimia nos permite realcanzar lo sublime, pero con drama, luego del machacar minucioso y exacerbado de toda forma no suficientemente afinada, no suficientemente madura, por cuanto en el principio mismo de la alquimia está el no permitir al espíritu que tome impulso más que después de haber pasado por todas las canalizaciones, por todas las cimentaciones de la materia existencia, y de haber realizado de nuevo este trabajo en los limbos incandescentes del futuro. Porque dijérase que para merecer el oro material, el espíritu hubiera tenido que empezar por demostrarse que era capaz del otro, y que no hubiese logrado éste, que no lo hubiese alcanzado, más que condescendiendo a él, más que considerándolo como un segundo símbolo de la caída que tuvo que dar para captar en forma sólida y opaca la expresión de la luz misma, de la rareza y de la irreductibilidad.
La operación teatral de fabricar oro, por la inmensidad de los conflictos que provoca, por el número prodigioso de fuerzas a las que empuja unas contra otras y a las que induce, mediante ese apremio, a una especie de recogimiento esencial pletórico de consecuencias y supercargado de espiritualidad, evoca finalmente al espíritu una pureza absoluta y abstracta, después de la cual no hay ya nada más, y que podría ser concebida como una nota única, algo así como una nota límite atrapada al vuelo y que fuese como la parte orgánica de una vibración indescriptible.
Los misterios orfeicos que subyugaban a Platón debieron tener en el plano moral y psicológico un poco de ese aspecto trascendente y definitivo del teatro alquímico y, por medio de elementos de una extraordinaria densidad psicológica, debieron evocar, en sentido inverso, símbolos de la alquimia que facilitan la manera espiritual de decantar y de transfundir la materia; debieron evocar la transfusión ardiente y decisiva de la materia por el espíritu.
Se nos dice que los Misterios de Eleusis se limitaban a llevar a la escena un cierto número de ventas morales. Creo yo más bien que llevarían a la escena proyecciones y precipitaciones de conflictos, luchas indescriptibles de principios, enfocadas desde ese ángulo vertiginoso y resbaladizo en el que toda verdad se pierde al realizar la fusión inextricable y única de lo abstracto y de lo concreto; y entiendo que mediante músicas de instrumentos, notas, combinaciones de colores y de formas de las que hemos perdido hasta la idea, lograrían satisfacer, por una parte, esa nostalgia de la belleza pura de la que Platón tuvo por fuerza que hallar en este mundo, cuando menos una vez, la realización completa, sonora, fluente y estricta, y por otra parte lograrían resolver, a favor de conjunciones extrañas e inimaginables para nuestros cerebros de gentes en vela, resolver, digo, o incluso aniquilar, todos los conflictos producidos por el antagonismo de la materia y del espíritu, de la idea y de la forma, de lo concreto y de lo abstracto, y fundir todas las apariencias en una expresión única que debía ser semejante al oro espiritualizado.


Antonin Artaud. París, septiembre de 1932.


    Sur [Publicaciones periódicas]. Otoño 1932, Año II, Buenos Aires
    

Todos eran mis hijos

Todos eran mis hijos
De Arthur Miller
 
La pieza de Arthur Miller pone en escena los conflictos de una familia norteamericana golpeada por la Segunda Guerra Mundial. Joe Keller -Lito Cruz-, el carismático patriarca, es un próspero comerciante y miembro respetado de la comunidad. Kate Keller -Ana María Picchio- vive aferrada al anhelo de volver a ver a su hijo Larry, piloto del ejército norteamericano desaparecido en acción. El cuadro familiar se completa con Chris Keller -Esteban Meloni-, heredero del negocio de Joe. La apacible cotidianeidad de los Keller se ve amenazada con la llegada de los hermanos Anne -Vanesa González- y George Deever -Federico D’Elia-. Su presencia develará un secreto largamente guardado.

Dice el director Claudio Tolcachir, responsable también de la adaptación: "Todos eran mis hijos" es una obra que despliega en su asombrosa trama una actualidad abrumadora. Es una de esas maravillas de Miller que nos hacen volver a cuestionar los valores más básicos de una sociedad que parece haberlos olvidado hace mucho. Y si bien la época en que transcurre nos remite al pasado, el debate moral al que nos somete nos coloca irremediablemente en el presente. Así y todo, es en los vínculos de los personajes, en sus secretos, en sus omisiones, donde se ubica el núcleo de la obra. Y esta posibilidad de investigar en las relaciones humanas fue la razón por la que elegí dirigir esta obra.

"Por momentos me cuesta recordar el hombre que yo quise ser", se pregunta uno de sus personajes, y algo de esta pregunta, con mayor o menor responsabilidad atraviesa a todos sus personajes, los principios que van quedando en el camino hacia la realización. Hablamos de sacrificio y negocio, hablamos de madres que esperan a sus hijos, hablamos de la verdad como necesidad impostergable para crecer. Así es un clásico, siempre habla del diario del día.

 


Ficha técnico artística

Autoría: Arthur Miller
Actuan: Marina Bellati, Carlos Bermejo, Lito Cruz, Federico D'Elia, Adriana Ferrer, Diego Gentile, Vanesa González, Esteban Meloni, Ana María Picchio
Peinados: Germán Abas
Maquillaje: Dolores Gimenez
Diseño de vestuario: Gabriela Pietranera
Diseño de escenografía: Mariana Tirantte
Diseño de luces: Omar Possemato
Música original: Federico Grinbank
Asistencia de escenografía: Gonzalo Cordoba Estevez, Mariela Solari
Asistente de producción: Jorge Graña, Victoria Lanusse
Asistencia de dirección: Mauro Anton
Prensa: Debora Lachter
Producción técnica: Andrea Czarny
Producción ejecutiva: Luciana Zylberberg
Producción: Daniel Grinbank
Producción general: Daniel Grinbank
Dirección de Producción: Florencia Borensztein
Jefe de escenario: Sabrina Gómez
Dirección: Claudio Tolcachir
 
LOLA MEMBRIVES

Un tranvía llamado deseo

Un tranvía llamado deseo
De Tennessee Williams
 
Un tranvía llamado deseo es un clásico del teatro norteamericano. Estrenada en Broadway en 1947, dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando y Jessica Tandy, la producción ganó dos Premios Tony y el Premio a la Mejor Obra del New York Drama Critics Circle, además del Premio Pulitzer en 1948.

En 1951, Elia Kazan decide dirigir la versión cinematográfica, protagonizada esta vez por Marlon Brando y Vivien Leigh, la cual se hizo acreedora de 4 Premios Oscar, 3 Golden Globes, 1 BAFTA y 1 Copa Volpi del Festival Internacional de Cine de Venecia.

Es una de las obras teatrales más representadas alrededor del mundo y premiadas de la historia y ha sido interpretada por actores internacionalmente reconocidos como Cate Blanchett, Rachel Weisz, Jessica Lange, Anthony Quinn y Glenn Close, entre otros.
 
Sinopsis

Blanche Dubois llega inesperadamente a la casa de su hermana Stella en la cuidad. Su actitud remilgada y arrogante crea desconfianza en su cuñado Stanley, un rudo obrero de origen inmigrante, cuya personalidad atrae y repele a Blanche con la misma fuerza. Mientras Blanche se deja fascinar por este nuevo mundo, la determinación brutal de Stanley por develar sus secretos la llevarán a retirarse aún más de la realidad hacia un mundo ilusorio.

 

Ficha técnico artística

Autoría: Tennessee Williams
Adaptación: Daniel Veronese
Actuan: Guillermo Aragones, Guillermo Arengo, Paola Barrientos, Guido Botto Fiora, Beatriz Dellacasa, Paula Ituriza, Gonzalo Martínez, Diego Peretti, Martín Policastro, Erica Rivas
Diseño de vestuario: Gabriela Pietranera
Diseño de escenografía: Jorge Ferrari
Diseño de luces: Eli Sirlin
Asistencia de dirección: Romina Lugano, Sebastián Mallo
Promoción teatral: Tammy Piaskowski
Producción técnica: Andrea Czarny
Producción ejecutiva: veronica elizalde, Daniel Grinbank
Dirección: Daniel Veronese
 
TEATRO APOLO (EX LORANGE)

Borges para niños

Borges para niños: El libro de los seres imaginarios
De Marisé Monteiro
Una propuesta teatral que busca acercar al público infantil, al mundo de este gran maestro de la literatura contemporánea a través de una de sus obras más singulares e impactantes.

El  teatro convencional se mezcla con la legendaria técnica del teatro negro y la más sofisticada tecnología multimedial.

El espectáculo está pensado para todos y todas las edades. Conjugando el humor, la acción, el suspenso y la magia del teatro, aspira a convertirse para algunos, en un juego de guiños que habrá que descubrir a cada instante de la obra y para otros, en una iniciación al mundo único e inigualable de este titán de las letras que honra a la lengua española.

Síntesis argumental:

Iris  es una Bibliotecaria que encuentra trabajo en el sector más apartado de una biblioteca pública. Por error retira de uno de los anaqueles un libro diabólico. Es El Libro de Arena, llamado así, porque al igual que esta, no tiene principio ni fin. Este libro en circulación supone un gran peligro para la humanidad. No se puede romper, ni quemar. La única solución es volver a esconderlo entre los libros de esa biblioteca interminable.

Los extraños seres que acuden a auxiliarla recordarán que el último que había logrado perder el maldito libro en los confines de la biblioteca había sido un tal Jorge Luis Borges, escritor a cargo de esa Biblioteca. Es ahora a Iris, a quien le tocará  la difícil misión de volver a encontrar un lugar secreto para guardarlo.

Así la protagonista iniciará un viaje fantástico por la biblioteca divina donde se enfrentará con seres mixtos como el Centauro, los Faunos, y el Tritón. Otros mitológicos, como las Efigies y el Minotauro. También con personajes tan familiares como los Dragones, el Golem, los Gnomos, los Elfos, los Trolls, los Duendes y las Hadas. Monstruos marinos como el Fastitocalón y algunos seres menos populares como el Baldanders, el Mono de la tinta y el A Bao A Qu.

El viaje de Iris, es un viaje al imaginario de la humanidad, donde a pesar del tiempo y las distancias geográficas persisten inalterables los mismos temores, deseos y sueños.


Ficha técnico artística

Autoría: Marisé Monteiro
Actuan: Marisol Otero
Diseño de vestuario: Leandro Lucanera
Diseño de arte: Valeria Brudny
Diseño de títeres: Leandro Lucanera
Realización de video: Marcelo González
Música: Oscar Mediavilla, Patricia Sosa, Daniel Vila
Producción general: Juan María de Urquiza
Dirección técnica: Guillermo Toledo
Dirección de títeres: Jorge Crapanzano, Rosa Leo
Dirección: Lía Jelín

TEATRO PRESIDENTE ALVEAR

Marionetas: Mi Buenos Aires Querido

Mi Buenos Aires Querido

Las marionetas de Mirta en “Mi Buenos Aires Querido”

Espectáculo Infantil que se dio en: Teatro de Marionetas de hilo para niños de 2 a 10 años.
Cantantes y Bailarines de las Regiones más típicas de la Argentina incluyendo el tango.
El espectáculo incluye la visita en la casa que vivió Carlos Gardel.


Ficha técnico artística

DirecciónMirta Soto
MUSEO CASA CARLOS GARDEL

Pintando a Berni

Pintando a Berni
De Florencia Cresto
 
Personajes inspirados en el mundo mágico del artista argentino, son recreados en el escenario y entramados con anécdotas de su biografía. Antonietto-Berni es también sus Juanitos Laguna, habitantes de una historia surrealista en la que coinciden su abuela, los monstruos, y los amiguitos imaginarios que pueblan la fantasía infantil. Una obra de teatro, sobre la vida y la obra de Antonio Berni, resultado de una investigación exhaustiva que incluye proyecciones de la obra original del artista, muñecos, títeres y objetos realizados con material reciclado.
 
Premios:
2008, Octubre, "Mejor Obra de teatro Infantil", Festival Iberoamericano de Teatro Independiente, Cumbre de las Américas, Mar del Plata
2009, Enero, "Mejor Puesta en escena", Festival Infantil de Necochea
2009, Marzo, "Premio ATINA al diseño escenográfico 2008"

Obra declarada de Interés Cultural para la Ciudad de Roldán, Provincia de Santa Fé

Ya la vieron 42.000 espectadores en 180 funciones. En Convenio con SUTEBA recorre localidades del  interior de la provincia de Buenos Aires, llevando escuelas públicas al teatro.
 


Ficha técnico artística

Dramaturgia: Florencia Cresto
Actuan: Ludmila Acierno, Angie Cáceres, Flor Lamas, Joaquín Roca
Músicos: mauro nuñez
Vestuario: Florencia Dávalos
Escenografía: Florencia Cresto
Objetos: Víctor Caputo, Edgardo Sanchez
Máscaras: Marta Raggi
Diseño de títeres: Marta Raggi
Diseño sonoro: Claudio Eiriz
Video: Liliana Romero, Norman Ruiz
Música original: Moncho Mieres
Banda de sonido: Fernando Lerman, Alejandro Manzoni
Dirección: Florencia Cresto

Web: http://www.pintandoaberni.blogspot.com
CENTRO CULTURAL CARAS Y CARETAS

La novicia rebelde

La Novicia Rebelde

Ideado especialmente para Buenos Aires por un equipo creativo internacional, este clásico, basado en una historia verdadera, relatada en el libro “The Von Trapp Family Singers”, recorre la vida de María Rainer, una joven novicia en búsqueda de libertad en una Austria de 1930 en tiempo de cambios. El público podrá disfrutar de esta súper producción teatral que cuenta con más de treinta artistas en escena y una gran orquesta en vivo, con más de doscientos cambios de vestuario y una escenografía que invita a la imaginación, se conjugan para dar vida a este clásico de todos los tiempos que enamoró a varias generaciones.

La Novicia Rebelde” llega a nuestro país de la mano de Time For Fun, la compañía de entretenimientos líder en América del Sur, responsable de la producción en Argentina y Brasil de los musicales “Cabaret”, “El Fantasma de la Opera” y “La Bella y la Bestia”. Además, es la productora oficial de los shows del Cirque Du Soleil en nuestro país (2008 – Alegría, 2010 – Quidam).


Ficha técnico artística

Actuan: Milagros Andaluz de Rosas, Nicole Abril Balella, Renata Beadjement, Diego Bros, Walter Bruno, Azul Caccia, Javier Calise, Julieta Nair Calvo, Tobias Campos, Juan Horacio Cavoti Caterbona, Laura Conforte, Enrique Cragnolino, Eleonora de Souza, Sofia De Valais, Fernando Dente, Georgina Frére, Giannina Giunta, Sofia Goldenhorn, Patricia Ana González, Justina Gonzalez Mazza, Martina Abril Haissiner, Candela Lucia Lara, Luciana Lerman Rey, Ema Longhi, Marilí Machado, Coni Marino, Nicolas Martinelli, Virginia Soledad Módica, Tomas Mordkowicz, Mariano Musó, Agustina Navone, Silvina Nieto, Lucia Palacios Acosta, Rodrigo Pedreira, Diego Ramos, Paula Reca, Esteban Rojas, Analia Sánchez, Magali Sanchez Alleno, Mariano Taccagni, Octavio Tacon Murillo, Rodolfo Valss, Mirta Wons, Leandro Zanardi
Supervisión de escenografia: Valeria Brudny
Diseño de vestuario: Candice Donnelly, Alejandra Robotti
Diseño de escenografía: Andrew Jackness
Diseño de luces: Rick Fisher
Diseño sonoro: Gastón Brisky
Asistente de producción: Martín Arcidiácono
Management: Stella Maris Blanco
Producción técnica: Pablo Calderón
Producción artística: Ana Moll
Producción ejecutiva: Clara Darriba, Amelia Ferrari
Producción general: Mar
Coreografía: Jonathan Butterell
Dirección musical: Gerardo Gardelin
Supervisión Musical: Gerardo Gardelin
Dirección: Jonathan Butterell

Versión para Niños

El Cascanueces y las princesas encantadas

De Juan Lavanga
 
La versión para niños de "El Cascanueces y las Princesas Encantadas"
por el BALLET METROPOLITANO de BUENOS AIRES, está basada en el cuento original de Hoffmann pero fue adaptada especialmente para transmitir a los niños la fantasía y la magia de una de las más maravillosas obras coreográficas de todos los tiempos.

El Cascanueces cuenta la historia de una noche de Navidad en la que Clara recibe como regalo, un muñeco Cascanueces y sueña que vive grandes aventuras junto a él: ambos son atacados por el ejército del Rey de los ratones, atraviesan el Reino de las Nieves y viajan al País de las Golosinas.

En esta versión, pensada especialmente para chicos, algunos de los personajes más importantes de los cuentos preferidos de todos los tiempos participarán también del sueño de Clara quien podrá conocer a La Cenicienta, La Bella Durmiente y Blancanieves, entre muchas otras princesas.

El Cascanueces, un cuento de hadas- ballet, se estrenó por primera vez en el Teatro Marinsky de St Petersburgo el 18 de diciembre de 1892 con música de Tchaikovsky (constituyendo el último ballet de su celebre trilogía junto a ¨El Lago de los Cisnes¨ y ¨La Bella Durmiente¨) y coreografía de Marius Petipá y se ha convertido en uno de los ballets más populares del mundo.



Ficha técnico artística

Idea: Juan Lavanga
Guión: Juan Lavanga
Adaptación: Juan Lavanga
Bailarines: Karina Olmedo, Nahuel Prozzi
Música original: Piotr Ilitch Tchaikovsky
Coreografía: Leonardo Reale

sábado, 16 de julio de 2011

Ala de Criados - Crítica

Nuestra opinión: excelente
Después de El niño argentino , Mauricio Kartun vuelve a hincarle el diente a la clase alta argentina de principio del siglo pasado. Y lo vuelve a hacer con una combinación deliciosa de gracia, ironía, crueldad y palabras exquisitas. Lo vuelve a hacer con maestría.
Con el marco incandescente de las huelgas y la represión de la semana trágica de enero de 1919, Kartun ubica a los finísimos y aristocráticos primos Guerra (Tatana, Emilito y Pancho) en un elegante club marplatense donde podían asolearse, jugar tiro al pichón y degustar Bloody Marysin solución de continuidad.
Los hechos que conmocionan a Buenos Aires llegan primero como lejanos rumores hasta que se instalan en el cuerpo de estos tres primos que ven en la posible complicidad de uno de los empleados del club la oportunidad de pergeñar una suerte de venganza de clase que los reivindique frente a la estricta mirada de Tata, el patriarca familiar.
Con ambigüedad, cinismo y mucho conocimiento del paño que maneja, Kartun acerca el mundo de esta familia de clase alta al de este empleado, Pedro, que tiene aires de señor y bien podría pasar por uno de ellos. Pero, irremediablemente, esos mundos chocan y estallan. En el medio está todo ese universo que ayudan a pintar (y de qué manera) los cuatro actores que Kartun tuvo la fortuna de encontrar y el tino de elegir.
Grandes intérpretes
Laura López Moyano no hace otra cosa que lucirse en su arriesgado rol de narradora/partícipe de la historia. Su mirada es la mirada que llega a la platea; su Tatana -con una lengua culta y cruelmente incisiva- es una maravilla de mordacidad. Y esta gran actriz la pasea por escena con una comodidad y un desparpajo que crean una empatía inmediata, con sus consiguientes contradicciones. No se quedan atrás sus primos, Emilito y Pancho, magníficamente compuestos por Esteban Bigliardi y Rodrigo González Garillo, respectivamente; sólo timoratos y anodinos en apariencia. Los dos esconden una beligerancia que llega a asustar. El Emilito que construye minuciosamente Bigliardi tiene momentos de una hilaridad incontenible.
Y también está Alberto Ajaka o Pedro Testa, el empleado del Pigeon Club, que ansía más que nada emparentarse con el estilo de vida de sus patrones. Ajaka llena de vida a este personaje que transita estados límite; de ser admirado, envidiado y deseado por los primos Guerra llega a la desesperación y a la furia desbocada de quien ha aguantado y ha callado mucho tiempo. En definitiva, el cuarteto de actores que dirige Kartun con precisión logra mantener el interés, la tensión (también sexual) y el suspenso de una historia que comienza y termina como una postal bucólica y chejoviana.
Música, vestuario y escenografía están lejos de ser meros acompañantes de la narración, tienen valor en sí mismos y contribuyen concretamente a que ésta crezca y se disfrute aún más. Ala de criados es de esos raros espectáculos a los que dan muchas ganas de volver.
Verónica Pagés 
http://www.lanacion.com.ar

Mauricio Kartun - Breve Currículum


Mauricio Kartun nació en San Martín, provincia de Buenos Aires en 1946. Es dramaturgo, director y maestro de dramaturgia. Algunas de sus obras son: "Chau Misterix", "El partener", "La casita de los viejos", "Sacco y Vanzetti" y "La Madonnita". Recibió, entre muchos otros, el Premio Argentores (1983), el Premio al Mejor Autor Nacional otorgado por la Asociación de Cronistas del Espectáculo (1991), el Prensario (1993), y el Premio Konex (1994 y 2004).

Ala de Criados - Ficha Técnica


Pedro         Alberto Ajaka
Emilito        Esteban Bigliardi
Pancho       Rodrigo González Garillo
Tatana        Laura López Moyano
  

Escenografía                       Graciela Galán
Vestuario                            Gabriela A. Fernández
Iluminación                         Alejandro Le Roux
Diseño de movimiento         Luciana Acuña
Diseño de sonido                Guillermo Juhasz
Asistente de Escenografía    Valeria Cook
Asistente de Vestuario         Julia Kovadloff
Asistente técnico                 Alan Darling
Operador técnico                Juan Manuel Noir
Prensa                                Simkin & Franco
Escultura                              Walter Lamas
Carpintería                           Javier Saavedra
Sastrería                               Patricio Delgado
                                             Roberto Martín
Modista                                 Ñata de Zanini
Zapatería                               Jorge Donoso
Sombrerería                          Claudio Pollan
Asistente de dirección            Gabriela A. Fernández
  

Dramaturgia y Dirección        Mauricio Kartun
  

Ala de criados: Dependencias de servicio de las viejas mansiones. Habituales también en hoteles y clubes.

Semana Trágica: Disturbios sociales sucedidos en Buenos Aires en enero de 1919. Se daba en Argentina un incipiente proceso de industrialización en forma paralela al viejo modelo agroexportador lo que permitió la formación de un proletariado urbano. Corrientes de pensamiento revolucionario anarquista y marxista –maximalista– llegadas aquí de la mano de la abundante inmigración europea encendían entre los trabajadores la llama de la revolución social. La reciente experiencia de la Revolución Rusa era vista como una esperanza por los obreros. Y como una amenaza pavorosa por las clases dominantes.

Liga Patriotica: Guardia Cívica. Organización paramilitar que en defensa de sus intereses alistó contra las grandes huelgas del año ´19 a sectores económicamente poderosos junto a otros de clase media que creían en su arenga.

Pigeon Club: Club de tiro a la paloma. En la modalidad Shotting colombaire un lanzador de paloma a brazo arroja al animal con una pirueta que impide conocer su rumbo antes del disparo. Histórica institución de Mar del Plata. En las buenas épocas llegaban a lanzarse allí más de cinco mil palomas por semana. Las que no caían al mar, muertas o heridas, eran donadas a los asilos de caridad.

Agosto - Críticas

 Críticas 


Excelente – “Norma Aleandro es Violeta, (…) la composición que logra la actiz es brillante. (…) Mercedes Morán es Bárbara, la hija mayor. (…) Una interpretación sólida y con la enorme dosis vitalidad que Bárbara (de gran participación escénica) necesita. Andrea Pietra es la hija del medio, Eli (…). Pietra le da el tono preciso a una criatura opacada por su propia madre (…) Un elenco en el que todos se lucen”.
María Ana Rago – Clarín, 19 de mayo de 2009


Excelente – “Donde verdaderamente sobresale este espectáculo es en el duelo actoral que escena tras escena se lleva a cabo. Cada uno en su rol juega para sumar y darle al espectador momentos de comicidad y de emoción. (…) Habría mucho más para decir acerca del impacto que produce Agosto, responsabilidad absoluta de su director y de un grupo de actores conscientes de que están interpretando un gran texto y de que tienen bajo sus pies una propuesta que merece ser el éxito de la temporada porque allí hay talento”.
Federico Irazábal – La Nación, 19 de mayo de 2009


Muy buena – “Claudio Tolcachir (…) una vez más demuestra su precisión para escenificar a las familias disfuncionales. Contó con un elenco de notables intérpretes (…). Cada detalle está plagado de matices. (…) El tiempo se detiene frente a Agosto, revive la magia de un teatro verdadero y cercano a cualquier espectador sensible, que quiera introducirse en un mundo siempre acechante: el de la infelicidad”.
Ana Seoane – Perfil, 24 de mayo de 2009


“La dirección de Claudio Tolcachir supo otorgarle un ritmo ágil a la historia, a la que adhirieron en profesionalidad y gran entusiasmo un equipo actoral liderado por una sorprendente actriz como Norma Aleandro, que conquista al público minuto a minuto, con sus innumerables recursos actorales”.
Juan Carlos Fontana – La Prensa, 19 de mayo de 2009


Excelente – “Es una amarga, reflexiva “imitación de la vida” la que Letts toma de levadura para para urdir un atractivo torneo actoral para trece poderosos intérpretes capaces de extraer para sí todo el lucimiento de que sean capaces. El equipo local obtiene sobradamente el objetivo”.
Luis Mazas – Veintitrés, 28 de mayo de 2009


Muy buena – “La profundidad y el detalle con que se trabaja cada una de estas historias es ciertamente infrecuente en esta época, pero los toques de humor, la épica amarga, el cinismo y la misma frivolidad de ciertos personajes le da un toque político que la hace contemporánea, y también dolorosa. (…) El director Claudio Tolcachir construyó esta puesta como un mecanismo de relojería, que rescata la pequeña tragedia cotidiana y le da dimensión de arte”.
Cecilia Absatz – Noticias, 13 de junio de 2009


“Agosto, una obra de off Broadway extraordinariamente adaptada por Mercedes Morán, devuelve a la calle Corrientes lo mejor de la tradición teatral argentina: la familia disfuncional que sufre, que se apuñala (…) y que, sin embago, sigue en pie. Pero sobre todo, le devuelve al teatro la figura descomunal de Norma Aleandro, que se pasea en camisón para revalidar su corona de reina madre de la actuación argentina”.
Mercedes Halfon – Página 12, 14 de junio de 2009


Alejandro Tantanian - Breve currículum



Alejandro Tantanian nació en Buenos Aires el 23 de mayo de 1966. Es cantante, actor, director, dramaturgo y traductor. Algunas de sus obras publicadas son "Juegos de Damas Crueles", "Un cuento alemán", "Ensayo sobre la peste", "La escala humana", "Sumario de la muerte de Kleist", "Muñequita o juremos con gloria morir y otros textos" y "Foollyk: Teatro I". Sus piezas han sido traducidas al inglés, francés y alemán. Ha participado –con sus propios espectáculos y junto al grupo El Periférico de Objetos– en más de 60 festivales internacionales. Fue el primer becario argentino, en el campo teatral, de la Akademie Schloss Solitude, Stuttgart (Alemania, 1999). Recibió numerosas distinciones, entre las que se encuentran el Premio Teatro del Mundo (1999 y 2000), el Premio Trinidad y Guevara (2000), el Premio de la Asociación de Cronistas del Espectáculo (2001).

Agosto - Ficha Técnica

Agosto
De Tracy Letts

 

Un padre que bebé, una madre que consume todo tipo de pastillas y tres hermanas que ocultan secretos. Cuando la numerosa familia se reúne tras la desaparición del padre, la morada familiar explota.
Este es el cóctel que el público encontrará en una gran obra de teatro que expone con humor e inteligencia el lado oscuro de una típica familia contemporánea.


Ficha técnico artística

Autoría: Tracy Letts
Adaptación: Mercedes Morán
Actuan: Norma Aleandro, Fabián Arenillas, Lucrecia Capello, Gabo Correa, Eugenia Guerty,Monica Lairana, Esteban Meloni, Mercedes Morán, Andrea Pietra, Horacio Roca, Juan Manuel Tenuta, Antonio Ugo, Julieta Zylberberg
Vestuario: Gabriela Pietranera
Escenografía: René Diviú
Diseño de luces: Omar Possemato
Prensa: Debora Lachter
Producción: Daniel Grinbank
Dirección de arte gráfico: Fidel Sclavo
Dirección: Claudio Tolcachir

Las Islas - Ficha Técnica

Ficha técnico artística

Autoría: Carlos Gamerro
Actuan: Matias Barki, Nahuel Cano, Lucila Casalis, Analía Couceyro, Alan Darling, Ernesto Donegana, Juan Pablo Galimberti, Alejandro Genes, Ivan Moschner, Pablo Seijo, Denisse Van der Ploeg, Diego Velázquez, Julián Villar, Luis Ziembroski
Cantantes: Sebastián Holz
Músicos: Diego Penelas, Rodrigo Quirós, Cecilia Zabala, Alfredo Zucarelli
Vestuario: Marina De Caro
Escenografía: Sebastián Gordín
Escenotécnia: Duilio Della Pittima
Iluminación: Alejandro Le Roux
Video: Fabio Pallero
Música original: Diego Penelas
Asistencia artística: Mariano Tenconi Blanco
Director musical: Diego Penelas
Dirección: Alejandro Tantanian


Las Islas “El argentino ama las Malvinas. El que no ama las Malvinas, no es argentino.” Con estas palabras nos recibe el presentador de Las Islas. ¿Pero por qué, amar a las Islas? ¿Qué hay, en ellas, para hacerlas merecedoras de este apasionado o indeciso amor nuestro? ¿Son, a fin de cuentas, algo más que un ícono, un significante vacío, un fetiche? Buenos Aires, junio de 1992. El empresario Fausto Tamerlán convoca al hacker Felipe Félix a su recientemente inaugurada torre de oficinas de Puerto Madero. Su primogénito, su heredero, su adorado hijo Fausto, que se había hecho, en los años setenta, montonero, y colaborado en el secuestro de su propio padre, años después, tal vez para redimirse, se alistó como voluntario para ir a Malvinas. Allí desapareció sin rastro. Diez años más tarde su padre comienza a recibir anónimos que, a cambio de una gran suma de dinero, prometen darle noticias ciertas sobre su paradero. Tamerlán quiere que Félix averigüe quién envía esos anónimos; además, sabe que Félix estuvo con su hijo en Malvinas, pero una herida de guerra, que le ha dejado un pedazo de casco incrustado en el cráneo, parece obturar todos sus recuerdos.
Se inicia aquí una investigación que se dirige a la vez hacia el futuro y el pasado remoto y reciente: Felipe Félix descubre una trama que involucra al hijo menor, César Tamerlán, que aún en la actualidad es víctima del abuso paterno, en desoladoras orgías de odio y cocaína; al siniestro doctor Canal, que como miembro de Montoneros había participado del secuestro del señor Tamerlán y es hoy su guardaespaldas y psicoanalista; al tesoro virreinal presuntamente entregado por el virrey Sobremonte a los ingleses y enterrado en secreto en las Malvinas; al misterioso Mayor X que nunca se rindió y que diez años después sigue en las Islas, buscando ese tesoro y combatiendo; a Gloria, una ex guerrillera que es obligada a casarse con su torturador, de cuyas violaciones matrimoniales nacen dos niñas llamadas, en honor a la causa, Soledad y Malvina.
Y en medio de todo esto, Felipe recuperará también los perdidos días de la guerra, los que él habría preferido, quizás, olvidar para siempre.
Recreación, reinvención, traición escénica de la que muchos consideran la novela más importante de los años noventa, Las Islas encontró su forma a partir de la matriz del teatro isabelino: escenario único y polivalente, siempre enteramente a la vista; música en vivo; personajes dados vuelta como un guante, con su interioridad toda afuera, sin disminución ni disimulo; palabras que dicen más, mucho más que las de la conversación cotidiana, que buscan, ciegas, los límites de todo decir posible.
La participación de dos grandes artistas plásticos como Sebastián Gordín y Marina De Caro le agrega una dimensión adicional a la puesta. Gordín refinó los espacios ya no realistas, pero sí todavía específicos, del texto teatral, a dos medias esferas ensartadas por dos mástiles enhiestos. Los personajes, ahora, están tratando de habitar uno de los escenarios más inhóspitos que la historia de nuestro país haya provisto: no el del terreno de las Islas, sino un monumento de guerra, la idea de Malvinas. El vestuario de Marina De Caro acompaña perfectamente esta visión: sus trajes dan la sensación de estar hechos a partir de una misma matriz-delantal por extraterrestres que han entendido a su manera la anatomía y la fisiología humanas; pero el parque temático lo manejan ellos y hay que adaptarse. ¿Qué mejor traducción visual de la mente militar que durante aquellos años rigió nuestras vidas?
Las Islas quiere llevar la guerra a escena, no la ínfima guerra que lateralmente libramos contra Inglaterra, sino la más salvaje y decisiva que nos enfrentó a nosotros mismos. Esa guerra que, lejos de haber terminado, recién empieza. 
Espectáculo recomendado para mayores de 16 años



Las Islas - Crítica


Las Islas
La desmesura argentina
Obra de Carlos Gamerro con dirección de Alejandro Tantanian



La obra Las Islas muestra un período de la historia argentina en un código de desmesura.
Habría que preguntarse si existe alguna otra manera (casi barroca) de trasladar escénicamente los años que abarca desde la caída del gobierno de Isabel Perón hasta el menemismo en su punto más alto. Es tal vez por eso que toda la pieza se muestra abotagada de soportes escénicos, distintos registros de actuación, guiños referenciales, metáforas que van de lo crudelísimo a lo sutil y, un elección espacial abstracta que va transformándose de acuerdo a las necesidades de las escenas.
Esta elección de exposición escénica lleva un doble riesgo: la pérdida de algunas de las rutas que ofrece la obra para seguir el relato y los desniveles de tensión que se producen ante la variada gama de géneros elegidos para transitarlo.
Mucho de eso pasa en la pieza en donde el monólogo casi revisteril, la comedia musical, el absurdo, el grotesco, lo audiovisual, y la narración oral se entremezclan para conformar un cuadro oscurísimo de cuarenta años de la historia argentina.
Pero, repito, tal vez no exista otra forma de exhibir esos años, por eso tanto Carlos Gamerro desde la dramaturgia y Alejandro Tantanian desde la dirección eligieron esta estética de collage dramatúrgico/escénico.
Dentro de este marco las actuaciones de Pablo Seijo, Diego Velázquez, Luis Ziembrowski, Nahuel Cano, Analía Couceyro (su primer monologo es uno de los puntos más altos de la pieza) realizan lanzados trabajos en donde la desmesura –tanto se incline a lo trágico, como a lo cómico- tiñe sus actuaciones.
La escenografía de Sebástian Gordin responde con su funcionalidad a las variadas necesidades de locación que plantea la pieza. El vestuario de Marina De Caro elige mostrar el lado farsesco de cada época y cada personaje. Y las luces de Alejandro Le Roux son intensas en sus claroscuros.
La música tanto en su concepción (Lisandro Penelas) como en su ejecución, si bien es un aporte importante, no llega constituirse en un elemento modificador de la escena.
Las Islas se atreve al desafío de exhibir ese maremágnum de atrocidades de la historia argentina y si lo que se ve se muestra por momentos exagerado, es porque habría que asumir que ese espejo  no deforma… refleja.

Gabriel Peralta
criticateatral.com.ar

jueves, 14 de julio de 2011

Murió el crítico Osvaldo Pellettieri

El pionero en investigación teatral falleció el lunes en Buenos Aires.

PIONERO.Obra dedicada al teatro.Murió Osvaldo Pelletieri. Fue el lunes, acá, en Buenos Aires. Dueño de un currículum enorme, fue uno de los pioneros de la investigación teatral en nuestro país, autor de una gran cantidad de libros fundamentales –entre ellos, Historia del teatro argentino , Teatro del Pueblo, una utopía concretada , Teatro argentino y crisis , La dramaturgia en Iberoamérica , Escena y realidad ,Historia del teatro en las provincias –. Fue, además, director de teatro, y crítico durante décadas en Clarín .
Fundador del Grupo de Estudios de Teatro Argentino y Latinoamericano (GETEA), sus compañeros del grupo se despidieron de él con estas palabras: “Osvaldo Pellettieri fue el maestro de todos los que integramos el GETEA y de muchos que lo han integrado en algún momento. Su labor como titular en la cátedra de Historia del Teatro Latinoamericano y Argentino –en la UBA–, su labor como director del Instituto de Historia del Arte Argentino y Latinoamericano, su labor como fundador y director de la maestría en Estudios de Cine y Teatro Latinoamericano y Argentino, siempre estuvo marcada por su voluntad de formar investigadores. Queda su huella en los cuatro volúmenes de la Historia del Teatro Argentino en Buenos Aires, también en la Historia del Teatro en las Provincias, en las innumerables publicaciones en las que nos invitó a participar, en la Revista del GETEA, en todos nosotros. En todos nosotros que vamos a continuar su obra porque era su deseo y es nuestro deseo”.

Revista Ñ 13/07/11

lunes, 11 de julio de 2011

Entre Candilejas

La magia del teatro

La sociedad de la segunda década del siglo XX aún conserva los resabios de   la Bella Época y sufre el dolor de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, no pierde el gusto por los espectáculos: ópera, opereta, teatro de revista, ballet, magia y transformismo. 

Asistir a una representación teatral es mirar el espejo de la vida. Al igual que en ésta, tras bastidores hay seres activos y seres pasivos; algunos sienten hondamente la existencia, en tanto que otros la sufren sin emitir ni un quejido. El espectáculo, como la vida, nos da sorpresas y lo emocionante en ambos es el juego del azar, al entrar en el laberinto sin hilo conductor ni una Adriadna que nos salve.
Al comenzar la década de 1910, el público carece de un gusto refinado. Todavía asiste al circo trashumante, se regocija con los payasos y pone en juego sus emociones ante los seres contrahechos, los equilibristas y la mujer barbuda. Aún lo divierten el tragafuego y el gitano que, mediante un pandero, hace bailar al oso en la plaza pública. Sin embargo, la intuición de los empresarios percibe la necesidad de renovar sus espectáculos y de ofrecer otro tipo de diversiones. Muy pronto aparecen el teatro de variedades, los escapistas, los ventrílocuos, los magos, los transformistas y las grandes divas.
De esta época data el inolvidable mago Harry Houdini. Erik Weisz, el artista de la fuga, adoptó su nombre artístico en honor de su ídolo, Robert Houdin, mago francés del siglo XIX. Lo que inmortalizó a Houdini fueron sus actos espectaculares, producto de una condición física envidiable y de una destreza sin igual, más que de la ilusión. Escapó de bóvedas de bancos, de barriles cerrados con clavos, de una gigantesca pelota de fútbol y de sacos de correo cosidos. Tuvo muchos imitadores, pero ninguno lo superó: incluso varios murieron tratando de emularlo, empeñados en opacar su fama. Asistir a uno de los espectáculos de este escapista significaba pasar media función sudando frío. Luego de una vida tan agitada, y contra todo pronóstico, el Gran Houdini no murió durante uno de sus actos, sino en su casa, víctima de una lesión que no se atendió a tiempo.
El transformismo también era fascinante. Se abría el telón y aparecía un actor contando una anécdota divertida. Súbitamente, se esfumaba tras bastidores y reaparecía con otro atuendo, con otra mirada, con otra voz. Así podían desfilar cinco, diez personajes interpretados por un mismo actor. Lo más importante de esta metamorfosis, que tenía lugar ante los ojos del espectador, consistía en su rapidez. Semejante proeza era creíble sólo porque en el programa se aseguraba que corría a cargo de una misma persona.
Por lo regular, conseguir boletos para presenciar la función de un ventrílocuo era difícil. Algunas damas se horrorizaban al ver a ese muñeco sin vida adquirir voz y movimiento en escena; en cambio, los caballeros festejaban sin ningún recato cualquier chiste pícaro del dueto. Uno desdoblado en dos, ése era precisamente el arte de la ventriloquia: ser dos en uno y estructurar un diálogo simpático que cautivara el corazón del público.
Como Houdini, Harry Gordins se especializó en desafiar el peligro y aceptar escalofriantes retos. Su habilidad consistía en escalar edificios, pegándose a las paredes para ascender a alturas vertiginosas ante la mirada atónita de un público que, extasiado, siempre pedía más. Para complacerlo, el “Hombre Mosca” contaba sóo con la fuerza extraordinaria de sus brazos y piernas y con un poder de concentración que le permitía lograr siempre su hazaña: conquistar la cumbre de los rascacielos más altos. Harold Lloyd, cómico estadounidense, lo inmortalizó en Safety Last, una de sus películas más célebres.
El ballet clásico vivió en este periodo un gran auge, durante el cual se proyectaron en el proscenio rutilantes estrellas. Entre ellas destaca un personaje: Serguei Pavlovich Diáguilev, un empresario ruso que, gracias a su amplia cultura y a su sensibilidad, logró reunir en sus ballets a un equipo de primeras figuras. Anna Pavlova, Ida Rubinstein y Vaslav Nijinski fueron algunos integrantes del Ballet de Diáguilev. En 1913 estrenaron La consagración de la primavera con un éxito arrollador. En su primera etapa, el catalán José María Sert se encargaba de realizar las escenografías. Posteriormente, atraídos por el vanguardismo de los espectáculos, también colaboraron Pablo Picasso, Joan Miró y Max Ernst.
Dentro del vasto universo de las representaciones dramáticas, de la ópera, de los cantantes y de las divas, desfilan nombres tan conocidos como Enrico Causo, María Guerrero, Sarah Bernhardt, Cécile Sorel, Esperanza Iris, Celia Montalbán, Margarita Xirgu, Enrique Borrás... Y entre este mundo de luces y sombras, de lentejuelas y bisutería, el espectador sueña que sueña.


Escenas inolvidables del siglo XX, Readers Digest de México, 1998