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domingo, 6 de julio de 2014

Estructuras conviviales

El convivio en el teatro


Desde los festivales teatrales en la Atenas de los tiranos, el teatro preserva la estructura convivial que poco a poco irá perdiendo protagonismo —muy aceleradamente a partir del siglo XVI— al propiciarse a través del libro la lectura en soledad, ex visu, como acto individual. Creemos que el teatro es una de las manifestaciones conviviales heredadas en el presente de esa “cultura viviente”, perduración de los hábitos de una sociedad “Caliente” y “salvaje” en el marco de una  cultura “fría” y “domesticada”. En el teatro, la letra palpita en vivo, a través de las formas de producción, circulación y recepción diferentes de la letra in Vitro, encapsulada, “enfrascada” propia de la cultura del libro. La relación de presencias entre el artista y el espectador resguarda o restituye a lo literario el carácter situado espacio-temporalmente de la emisión y la recepción, borrando la “modalidad de inacabado”. En consecuencia, el teatro pertenece, con sus diferencias, a la tradición de la poesía oral. Hoy el teatro preserva la cultura de la oralidad en una sociedad letrada y regida por el auge de lo sociocomunicacional sobre lo socioespacial.

Llamamos acontecimiento teatral a la singularidad, la especificidad del teatro según las prácticas occidentales, advertida por contraste con las otras artes. Hablamos de acontecimiento porque lo teatral “sucede”, es praxis, acción humana, sólo devenida objeto por el examen analítico.
Los tres momentos de constitución del teatro en teatro son:
·         El acontecimiento convivial, que es condición de posibilidad y antecedente de...
·         El acontecimiento del lenguaje o acontecimiento poético, frente a cuyo advenimiento se produce...
·         El acontecimiento de constitución del espacio del espectador.

El teatro acaba de constituirse como tal en el tercer acontecimiento y sólo gracias a él. Sin acontecimiento de expectación no hay teatralidad, pero tampoco la hay si el acontecimiento de expectación no se ve articulado por la naturaleza específica de los dos acontecimientos anteriores: el convivial y el poético. En consecuencia, no es la condición aislada de espectador lo que determina la teatralidad sino lo que la completa concatenadamente con los procesos convivial y poético. Estos moralizan la categoría de expectación, la afectan y singularizan teatralmente —distinguiéndola de otras formas de actividad espectatorial, por ejemplo, la cinematográfica y la televisiva— y a la vez la concitan para el advenimiento del teatro si y sólo si la expectación se manifiesta dando entidad totalizante al acontecimiento teatral.
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Jorge Dubatti

Fragmentos de El convivio teatral, Textos Básicos, Atuel, 2003


viernes, 24 de agosto de 2012

Organizaciones conviviales



El Convivio


El convivio implica la reunión de dos o más personas, vivas, en un centro territorial, encuentro de presencias en el espacio y convivencia acotada —no extensa— en el tiempo para compartir un rito de sociabilidad en el que se distribuyen y alternan dos roles: el emisor que dice —verbal y no verbalmente— un texto, el receptor que lo escucha con atención.
El convivio entraña compañía, estar con el otro / los otros, pero también con uno mismo, dialéctica del yo-tu, salirse de sí al encuentro con el otro / con uno mismo. Importa el diálogo de las presencias, la conversación: el reconocimiento del otro y del uno mismo, afectar y dejarse afectar en el encuentro, suspensión del solipsismo y el aislamiento.
El convivio implica proximidad, audibilidad y visibilidad estrechas, así como una conexión sensorial que puede atravesar todos los sentidos —por ejemplo, el gusto, el tacto y el olfato a través del vino o de los alimentos compartidos.
El convivio es efímero e irrepetible, está inserto en el fluir temporal vital en su doble dimensión objetiva y subjetiva.
La socialización no es excluyentemente humana: el convivio incluye la ofrenda y la manifestación del orden divino en el rito de reunión.
Puede afirmarse, que en tanto base de la literatura oral, el convivio restituye a lo literario el carácter de “situado” espacio-temporalmente propio de la emisión lingüística corriente en cuanto a los sujetos que participan en ella (emisor-receptor). Por el contrario, la emisión del texto literario escrito y no leído en voz alta sólo queda situado desde la primera parte de la emisión: el acto de escritura y su sujeto, “el acto de lectura remite a una segunda instancia no situada”, ausente en la literatura oral.


Jorge Dubatti

Fragmentos de El convivio teatral, Textos Básicos, Atuel, 2003