sábado, 29 de octubre de 2011

Bulbus


De Anja Hilling
 

Siempre resulta atractiva una lejanía imaginaria. En el pueblo de Bulbus hay nieve, hay hielo y hay soledad. Cuatro jugadores de curling interrumpen el paisaje, se paran sobre el hielo y empiezan un juego. En 1983 uno de ellos ejecuta a un juez. Sus cómplices deciden suicidarse para no declarar en su contra: dejan huérfano a un niño de cinco años. En 1983 una de las jugadoras abandona a su pequeña hija en una tienda de Ikea. En su auto escuchaba una canción de Nena. El juego de las representaciones suspende la culpa, pero debajo de toda esta materia grisácea, opaca y uniforme el pasado deja ver dos que figuras empujan con su actualidad y avanzan hacia el presente.

 

Duración: 70 minutos

Ficha técnico artística
 
Autoría: Anja Hilling
Intérpretes: Agustín Allende, Carolina Balbi, Soledad Fernández Mouján, Leticia Frenkel, Pablo Kuguel, Martin Rey
Diseño de escenografía: Félix Padrón
Fotografía: Inés Tanoira
Asistencia de dirección: Irina Stojanoff
Arreglos musicales: Axel Keller
Dirección: Marcela Martino, Mauro Petrillo, Juan Rearte
 
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Hamlet

Hamlet, la metamorfosis
 
Ha muerto el Rey accidentalmente. Pero su hijo, el joven Hamlet, no logra aceptar que se madre haya vuelto a casarse con su tío consagrándolo Rey. La aparición sobrenatural de lo que parece ser el espíritu de su padre lo alerta del falso relato de su muerte, que fue en realidad un asesinato a manos de su propio hermano. El viejo Rey vuelve del Infierno reclamando venganza por parte de su hijo.
Obligado así a restituir el orden convulsionado del Reino, el Príncipe Hamlet se ve involucrado en una serie de violentos sucesos para los que no parece estar preparado. Abandonando sus propios deseos juveniles de amor y aspiraciones artísticas conseguirá hacer pública la verdad" pero cometerá actos desesperados que terminarán en una catástrofe.
Para que el Tirano muera un brillante joven y varios de sus pares pagarán con su vida la necesidad de reivindicar un sentido de la justicia, que los mayores han elegido traicionar.
 
DIJO LA CRÍTICA:


"Quien crea que por haber visto una versión de Hamlet ha visto todas comete un error de apreciación. Esto lo demuestra Carlos Rivas, con una mirada particular sobre la tragedia shakespeariana. Hamlet, en el cuerpo de una actriz estupenda" Gabriela Toscano realiza un trabajo conmovedor" brillante" También se lucen Mercedes Spangenberg, Catherine Biquard y Pablo Mariuzzi; en composiciones totalmente convincentes."
LA NACIÓN

"El director Carlos Rivas se propuso actualizar el clásico de Shakespeare con una mirada renovadora" En esta tragedia la poesía de Shakespeare es todo lo que cuenta. Deslumbra Gabriela Toscano con una actuación majestuosa""
TIEMPO ARGENTINO

"El director entrega varias e intensas imágenes poéticas" Con Gabriela Toscano se está frente a una gran actriz, indudablemente" y junto a ella se revela una joven actriz: Mercedes Spangenberg. Este nuevo Hamlet permite acceder a nuevas lecturas sobre el clásico"
PERFIL

"Notable potencia de Toscano en Hamlet; tal vez una de las labores teatrales más impactantes de la temporada" Personal versión y dirección de Carlos Rivas" y excelente Catherine Biquard como el enterrador."
REVISTA VEINTITRÉS

"Una excelente obra"
REVISTA Ñ



PREMIOS

PREMIO ACE 2010/11:

MEJOR ESPECTACULO
MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano
PREMIO MARIA GUERRERO 2010:

Premio ESTÍMULO - Mercedes Spangenberg
NOMINACIONES

PREMIO ACE 2010/11:

MEJOR DIRECTOR - Carlos Rivas
PREMIO MARIA GUERRERO 2010:

MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano
PREMIO TRINIDAD GUEVARA 2010:

MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano



Ficha técnico artística

Actúan: Catherine Biquard, Cecilia Delatorre, Jorge Lifschitz, Pablo Mariuzzi, Adriana Marqués, Andrés Portaluppi, Pablo Rinaldi, Carlos Rivas, silvio shuberoff, Mercedes Spangenberg, Gabriela Toscano
Vestuario: Mercedes Spangenberg
Escenografía: Facundo Necchi, Carlos Rivas
Iluminación: Fernando Dopazo
Sonido: Yohana Valdez
Fotografía: Paula Herrera
Asistencia de dirección: Michael Shomron
Prensa: Analia Cobas, Cecilia Dellatorre
Producción ejecutiva: Joaco Laviaguerre
Producción general: Facundo Necchi
Dirección: Carlos Rivas

Web: http://goo.gl/wveVw
ARRIBA DE RIVAS
Estados Unidos 308 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

sábado, 8 de octubre de 2011

Un tranvía llamado Deseo

Ballet Contemporáneo


En la escena final de Un tranvía llamado Deseo de Tennessee Williams, Blanche Dubois, protagonista de la obra, es llevada a un hospital para enfermos mentales.

Ese momento es el punto de partida de esta versión coreográfica. Los acontecimientos más importantes de la vida de Blanche son recreados a través de sucesivos flashbacks,
 
cuando ya todo ha ocurrido y sólo quedan jirones deshilvanados de su memoria. Es una historia hecha de retazos, como Blanche misma, presentada como una personalidad escindida,

a través de la multiplicación en escena de varias Blanches que se mezclan y se confunden.

La obra revive en forma constante y obsesiva los nudos desencadenantes de la progresiva crisis de Blanche: el suicidio de su marido, la imposible convivencia con su hermana y el marido de ésta, la relación con Mitch –de quien recibe afecto y confianza– y, sobre todo, el permanente enfrentamiento con su cuñado Stanley Kowalski.

Blanche y Stanley, dos personajes que al mismo tiempo se atraen y se rechazan, no representan sólo dos mundos y dos culturas muy diferentes. Son también paradigmas de dos épocas que se enfrentan con una total imposibilidad de mutua comprensión.



Duración: 75 minutos

Ficha técnico artística

Intérpretes: Victoria Balanza, Nicolás Berrueta, Nira Bravo, Melisa Buchelli, Facundo Bustamante, Carolina Capriati, Matías de Cruz, Flavia Dilorenzo, Lautaro Dolz, Laura Higa, Theo Kiyoyuki Yano, Matías Mancilla, Gerardo Marturano, Alexis Mirenda, Sergio Muzzio, Leonardo Otárola, Silvina Pérez, Diego Poblete, María Eva Prediger, Rubén Rodríguez, Andrés Rosso, Sol Rourich, Ivana Santaella, Agostina Scarafia, Sofía Sciaratta, Vanesa Turelli, Ivana Villada, Margarita Wolf
Vestuario: Carlos Gallardo
Escenografía: Carlos Gallardo
Iluminación: José Luis Fioruccio
Música: Bela Bartók
Banda de sonido: Edgardo Rudnitzky
Asistencia coreográfica: Miguel Ángel Elías, Elizabeth Rodríguez
Coreografía: Mauricio Wainrot
Dirección: Mauricio Wainrot

Delirios de no se donde


Este año Lita Tancredi presenta en las Vacaciones de Invierno, el estreno de una Obra totalmente diferente a las recientes representadas durante tantos años.
 
Es un llamado a los niños y adultos para reflexionar con profundidad mediante la fantasía y juego teatral, como somos y funcionamos en nuestra vida.
 
Los transporta a un Universo Creativo con aspectos estéticos, coreografías, música popular original en vivo, efectos especiales y artes circenses en trapecio.
 
Los personajes de la Obra son seres diferentes en su apariencia, ideas y mandatos, tales como Carcuja (cara de lechuza), Picapleitos, Draculín, Elada y el Pofesor Semicorchea.
 
Vivos en una maravillosa isla de la que no saben disfrutar lo que les brinda, y sus vidas pasan por momentos de grandes peleas y otros de gran amor y felicidad, por ello pierden el NOMBRE y con ansias tratan de comportarse bien para rescatarlo y vivir en paz. Hasta que un ser Cósmico Elada trata de ayudarlos y que recuperen la identidad..
 


Ficha técnico artística

Actuan: Samuel Aspee, Fernando Aviles, Nicolas Berlanga, Brenda Fernández, Andrea Folkenand
Realización de escenografia: Sonya Sejanovich
Realización de vestuario: Sonya Sejanovich
Música original: Samuel Asper
Fotografía: Federico Ontanilla
Diseño gráfico: Marcela Piazza
Dirección: Lita Tancredi
 
CENTRO CULTURAL LITA TANCREDI
Montecaseros 1177 (mapa)
Mendoza - Mendoza - Argentina
Reservas: 156000536
Entrada - Domingo - 16:30 hs

Antonin Artaud

El teatro y la cultura (I)

Antonin Artaud (1865-1948) fue dramaturgo, ensayista, poeta. A partir de una primera etapa en contacto con el surrealismo, Artaud impone la singularidad de su visión. Alrededor de 1931, empieza a desarrollar su teoría del teatro de la crueldad. En 1936 viaja a México. Vive con los indios tarahumaras y experimenta con el peyote. Vuelve a Francia y emprende un viaje a la Irlanda legendaria, de la que es deportado. Permanece en distintos asilos mentales franceses hasta su muerte. Su obra niega esa conclusión biográfica: lo repite una y otra vez para distintas generaciones, iracundo y genial.


Nunca, ahora que la vida misma sucumbe, se ha hablado tanto de civilización y cultura. Y hay un raro paralelismo entre el hundimiento generalizado de la vida, base de la desmoralización actual, y la preocupación por una cultura que nunca coincidió con la vida y que en verdad la tiraniza.
Antes de seguir hablando de cultura señalo que el mundo tiene hambre, y no se preocupa por la cultura; y que sólo artificialmente pueden orientarse hacia la cultura del pensamiento vueltos nada más que hacia el hambre.
Tenemos sobre todo necesidad de vivir y de creer en lo que nos hace vivir, y que algo nos hace vivir; y lo que brota de nuestro propio interior misterioso no debe aparecérsenos siempre como preocupación groseramente digestiva.
Quiero decir que si a todos nos importa comer inmediatamente, mucho más nos importa no malgastar en la sola preocupación de comer inmediatamente nuestra simple fuerza de tener hambre.
Si la confusión es el signo de los tiempos, yo veo en la base de esa confusión una ruptura entre las cosas y las palabras, ideas y signos que las representan.
No faltan ciertamente sistemas de pensamiento; su número y sus contradicciones caracterizan nuestra vieja cultura europea y francesa; pero, ¿dónde se advierte que la vida, nuestra vida, haya sido alguna vez afectada por tales sistemas?
No diré que los sistemas filosóficos deban ser de aplicación directa e inmediata; pero una de dos:
O estos sistemas están en nosotros y nos impregnan de tal modo que vivimos de ellos (¿y qué importan entonces los libros?), o no nos impregnan y entonces no son capaces de hacernos vivir (¿y en ese caso qué importa que desaparezcan?).
Hay que insistir en esta idea de la cultura de acción y que llega a ser en nosotros como un nuevo órgano, una especie de segundo aliento; y la civilización es la cultura aplicada que rige nuestros actos más sutiles, es espíritu presente en las cosas, y sólo artificialmente podemos separar la civilización de la cultura y emplear dos palabras para designar una única e idéntica acción.
Juzgamos a un civilizado por su conducta, y por lo que él piensa de su propia conducta; pero ya en la palabra civilizado hay confusión; un civilizado culto es para todos un hombre que conoce sistemas, y que piensa por medio de sistemas, de formas, de signos, de representaciones.
Es un monstruo que en vez de identificar actos con pensamientos ha desarrollado hasta el absurdo esa facultad nuestra de inferir pensamientos de actos.
Si nuestra vida carece de azufre, es decir, de una magia constante, es porque preferimos contemplar nuestros propios actos y perdernos en consideraciones acerca de las formas imaginadas de esos actos, y no que ellos nos impulsen.
Y esta facultad es exclusivamente humana. Hasta diré que esta infección de lo humano contamina ideas que debían haber subsistido como ideas divinas; pues lejos de creer que el hombre ha inventado lo sobrenatural, lo divino, pienso que la intervención milenaria del hombre ha concluido por corromper lo divino.
Todas nuestras ideas acerca de la vida deben reformarse en una época en que nada adhiere ya a la vida. Y de esta penosa escisión nace la venganza de las cosas; la poesía que no se encuentra ya en nosotros y que no logramos descubrir otra vez en las cosas resurge, de improviso, por el lado malo de las cosas: nunca se habrán visto tantos crímenes, cuya extravagancia gratuita se explica sólo por nuestra impotencia para poseer la vida.
Si el teatro ha sido creado para permitir que nuestras represiones cobren vida, esa especie de atroz poesía expresada en actos extraños que alteran los hechos de la vida demuestra que la intensidad de la vida sigue intacta, y bastaría con dirigirla mejor.
Pero por mucho que necesitemos de la magia, en el fondo tememos a una vida que pudiera desarrollarse por entero bajo el signo de la verdadera magia.
Así, nuestra arraigada falta de cultura se asombra de ciertas grandiosas anomalías; por ejemplo, que en una isla sin ningún contacto con la civilización actual el simple paso de un navío que sólo lleva gente sana provoque la aparición de enfermedades desconocidas en ella, y que son especialidad de nuestros países: zona, gripe, reumatismo, sinusitis, polineuritis, etcétera.
Y asimismo, si creemos que los negros huelen mal, ignoramos que para todo cuanto no sea Europa somos nosotros, los blancos, quienes olemos mal. Ya hasta diré que tenemos un olor blanco, así como puede hablarse de un “mal blanco”.  
Cabe afirmar que, como el hierro enrojecido al blanco, todo lo excesivo es blanco; y para un asiático el color blanco ha llegado a ser la señal de la más extrema descomposición.




Antonin Artaud
(Fragmento)
El teatro y su doble, 1938, Buenos Aires, Sudamericana, 2005