sábado, 10 de noviembre de 2012

Una obra de Agatha Christie


The Mousetrap

 

La milésima representación de la obra de Agatha Christie The mousetrap en el teatro Ambassadors de Londres, el 22 de abril de 1955, sólo llamó la atención de un crítico, que escribió: “El mayor misterio de esta noche es por qué esta obra ha durado tanto”. En diciembre de 1970, se convirtió en la producción que más tiempo había estado en cartelera, al alcanzar 7511 funciones consecutivas. Y continúa hasta hoy. En 1988 llegó a la función 15.000. A la fecha, más de ocho millones de personas la han visto en el West End londinense.
Esta legendaria obra policíaca se estrenó en el teatro Royal de Nottingham, Inglaterra, en octubre de 1952, y se cambió en noviembre de ese año al teatro Ambassadors, en Londres, donde recibió buenas críticas. Sin embargo, no había indicios de lo que sucedería, y la propia Agatha Cristie predijo una temporada no mayor de seis meses.
Actores van y vienen, y el decorado se ve como el de 1952. Ha habido una sola renovación completa de escenografía, aunque los muebles y accesorios se reemplazan conforme se gastan. Dos objetos, un reloj y un sillón de cuero, son los mismos de la producción original.
                                                                    
En los primeros 36 años de la obra, las encargadas del vestuario plancharon más de 106 km de camisas, y los espectadores consumieron más de 269 ton de helado y 220.000 litros de bebidas, no alcohólicas. En enero de 1985, el “arma asesina” original (un revólver .38 Colt New House, eliminado de la producción después que en 1962 se prohibieron en el escenarios armas de fuego verdaderas) se vendió en una subasta en casi 700 dólares, seis veces su valor normal.
¿Por qué The mousetrap continúa atrayendo público noche a noche? Quizá porque el empresario Peter Saunders tuvo cuidado de darle publicidad en los primeros años. En la fiesta del décimo aniversario, en el hotel Savoy, el pastel pesó más de media tonelada. Se convenció a una actriz de reparto de casarse bajo un arco de ratoneras. Y recibió atención inesperada después de su representación en la prisión de Wormwood Scrubs, cuando dos reos aprovecharon la ocasión para escapar. En cada aniversario, la publicidad dada a la obra atrae más público, lo cual conduce a otro aniversario, y así sucesivamente.
El mayor misterio es: ¿quién cometió el crimen? Aunque la obra se ha traducido a 22 idiomas y se ha representado en 21 países, los millones que la han visto se cuidan de no revelar el secreto. Sólo existe una excepción conocida: un enfurecido taxista cuyos pasajeros no le dieron propina. Al dejarlos en el teatro donde se representaba la obra, les gritó: “¡El mayordomo lo hizo!”. Sin embargo, no fue tan vengativo como parecía a primera vista: no hay mayordomos en la obra.

¿Sabías qué?, Readers Digest, 1990

viernes, 28 de septiembre de 2012

Forever young


Forever young


El elenco de la versión Argentina de FOREVER YOUNG representa un verdadero seleccionado de la comedia musical en nuestro país Omar Calicchio (El Joven Frankenstein), Martin Ruiz (Bella y Bestia), Melania Lenoir (Chicago), German Tripel (Avenida Q), Gimena Riestra (Variete del 3340), Ivana Rossi (Raffaela), Walter Canella (Sweeny Todd) y Andrea Lovera (Drácula). Con dirección de Daniel Casablanca, dirección musical de Gaby Goldman y coreografías de Elizabeth de Chapeaurouge.


FOREVER YOUNG, la exitosa comedia musical originada en Noruega y sensación de esta temporada en España, llega ahora a Buenos Aires, en versión adaptada por los catalanes de Tricicle y en co-producción de Pablo Kompel y Sebastián Blutrach.



Crítica

Posiblemente si a alguien lo invitan a ver una obra de teatro que transcurre en un geriátrico, donde los protagonistas son 6 viejitos, los cuales – en el medio de su rutina diaria – recuerdan aquellos momentos en los que eran felices, uno tranquilamente podría pensar que cualquier otro plan, antes que ver un espectáculo ¨bajón¨ sería mejor idea… pero precisamente donde cualquier otra pieza podría caer en un lugar melancólico y dramático con esa misma temática, Forever Young es un espectáculo novedoso, sencillo - desde su línea narrativa - pero con una vitalidad, humor y emoción que lo vuelve altamente disfrutable desde su inicio.

Con una impronta muy particular, este musical proveniente de Noruega – donde se estreno en 2010 – y que fue llevado a España por la Compañía de humor Tricicle, muestra un día en la vida de seis viejitos, quienes actualmente (el año 2050) se encuentran pasando sus días en un geriátrico para artistas. Ese grupo integrado por quienes fueron: una niña prodigio, su esposo – actor de repertorio de texto clásico -  un rockero, una actriz que tuvo una fugaz fama mediática, y un actor de variedades, ellos encontrarán, como una forma de combatir la rutina, que al recordar distintas vivencias del pasado, algo de ese espíritu los vuelve a tomar, sintiéndose, jóvenes nuevamente. Es así, que se desarrollan distintas secuencias, en donde se entonarán canciones clásicas de los 70, 80 y 90, pero prevaleciendo siempre, la música nacional.

Daniel Casablanca, se vuelve uno de los eslabones fundamentales en este espectáculo, gracias a su visión y precisión a la hora de realizar la puesta en escena, ya que el humor esta cuidadosamente trabajado, y en donde todos los elementos que entran en juego en esta pieza, se relacionan de una manera armónica. Elizabeth de Chapearouge es la encargada de la difícil dirección coreográfica, y sale aireosa, gracias a un inteligente planteo, en donde (como debe ser) los movimientos están siempre al servicio de la narrativa, y de los personajes.

Pero así como la dirección de Casablanca es precisa, el trabajo interpretativo de los siete actores es excelente, realizan una tarea homogénea y coral, donde nadie está por encima del otro, y a su vez, en donde todos logran destacarse. Hay un trabajo de una gran riqueza, ya que cada uno logra encontrar elementos que hacen que su personaje sea particular, sin nunca caer, en ningún estereotipo. Los viejitos que interpretan Omar Calicchio, Melania Lenoir, Martin Ruiz, Ivanna Rossi, Germán Tripel y Gaby Goldman, son adorables, así como desopilante, la contrafigura – la enfermera - que encarna Gimena Riestra.

Uno de los elementos que hace más rico este espectáculo, es la doble versión/adaptación, que se realizó del mismo, en primer lugar, se toma la versión realizada por los Catalanes del Tricicle, a la cual se reversionó para adaptar mejor a nuestro país, vale destacar la tarea hecha en dicha materia, por Pablo Kompel, Sebastián Blutrach (ambos a su vez productores de la pieza) y Daniel Casablanca, logrando que la obra pareciese escrita en nuestro país. Ligado a ésto, sin lugar a duda, el trabajo de Gaby Goldman en la dirección musical - de altísimo nivel – y en la búsqueda de canciones propias de nuestra historia, fue un factor fundamental, e imprescindible, para terminar de dar forma, a la presente versión de este espectáculo.

Forever Young es un espectáculo que emociona y divierte a la vez. Una obra que nos habla que hay una sola vida, donde no tenemos ensayos, por lo cual, hay que disfrutar cada minuto, para que al envejecer, pueda ser una fiesta. Algo de lo cual, esta obra, parece saber muy bien, lo que es, ya que así, como se la vive.



Martin Dichiera
martin(a)geoteatral.com.ar



Smells like teen spirit. Divertido espectáculo musical dirigido por Daniel Casablanca, interpretado por 6 destacados artistas: Omar Calicchio, Gimena Riestra, Martin Ruiz, Melania Lenoir, German Tripel, Gaby Goldman e Ivanna Rossi. Critica Martin Dichiera

viernes, 24 de agosto de 2012

Organizaciones conviviales



El Convivio


El convivio implica la reunión de dos o más personas, vivas, en un centro territorial, encuentro de presencias en el espacio y convivencia acotada —no extensa— en el tiempo para compartir un rito de sociabilidad en el que se distribuyen y alternan dos roles: el emisor que dice —verbal y no verbalmente— un texto, el receptor que lo escucha con atención.
El convivio entraña compañía, estar con el otro / los otros, pero también con uno mismo, dialéctica del yo-tu, salirse de sí al encuentro con el otro / con uno mismo. Importa el diálogo de las presencias, la conversación: el reconocimiento del otro y del uno mismo, afectar y dejarse afectar en el encuentro, suspensión del solipsismo y el aislamiento.
El convivio implica proximidad, audibilidad y visibilidad estrechas, así como una conexión sensorial que puede atravesar todos los sentidos —por ejemplo, el gusto, el tacto y el olfato a través del vino o de los alimentos compartidos.
El convivio es efímero e irrepetible, está inserto en el fluir temporal vital en su doble dimensión objetiva y subjetiva.
La socialización no es excluyentemente humana: el convivio incluye la ofrenda y la manifestación del orden divino en el rito de reunión.
Puede afirmarse, que en tanto base de la literatura oral, el convivio restituye a lo literario el carácter de “situado” espacio-temporalmente propio de la emisión lingüística corriente en cuanto a los sujetos que participan en ella (emisor-receptor). Por el contrario, la emisión del texto literario escrito y no leído en voz alta sólo queda situado desde la primera parte de la emisión: el acto de escritura y su sujeto, “el acto de lectura remite a una segunda instancia no situada”, ausente en la literatura oral.


Jorge Dubatti

Fragmentos de El convivio teatral, Textos Básicos, Atuel, 2003




sábado, 4 de agosto de 2012

Teatro independiente


HUICIO HUSTO

                

¿Quién mató a Goritti? de Gerardo Chendo.
Protagonizada por Benjamín Rojas.
Dirigida por Graciela Stefani y Gerardo Chendo


        
Después de tres exitosos meses en el teatro "La Clac" y próximos a iniciar una gira por Bs.As. y Gran Bs.As, la producción apuesta a una sala más grande 

HUICIO HUSTO, es una moderna comedia fantástico-policial de género absurdo.

Fufi, una joven mega estrella de rock, es acusado del asesinato de Compañero Goriti, Secretario General de los Gastronómicos y padre de La Melli, su incondicional novia adolescente. Durante el juicio, oral y público, que se representa, van sucediéndose los contradictorios testimonios de los implicados; quienes cruzan acusaciones, sospechas, reproches y versiones de los hechos, que son representadas en súbitos flashbacks.  Mientras, el fantasma del gremialista, acosa a todos y cada uno, de variadas maneras; permitiendo desplegar un circuito de gran teatralidad, tan osado como original, que sorprende y divierte desde el principio hasta el final, un final inesperado y espeluznante.
El ajustadísimo disparate que termina siendo Huicio Husto, se ampara en una puesta ágil y precisa, así como en la calidad de las actuaciones, que es donde la pieza se constituye y crea su propio mundo particular.

Dirigida por Graciela Stefani y Gerardo Chendo, cuenta entre sus protagonistas con la destacada actuación de Benjamín Rojas, como Juez, en su primera incursión en teatro independiente y alternativo.



sábado, 21 de julio de 2012

Títeres y Marionetas


Una obra de Punch
bajado de  babylonbaroque.wordpress.com/ 

Bajado de italiankids.co.uk/carnival.php 




La violenta farsa de Punch y Judy deleita al niño que hay en todos, jóvenes o viejos. Pero un espectador adulto difícilmente deja de cuestionarse como se puede considerar infantil una obra en la que el héroe estrangula al hijo, golpea a la esposa hasta matarla, ahorca al verdugo y a menudo hace migas con el diablo.
Aunque no se conoce el origen de Mr. Punch, su antepasado parece ser un título italiano, Pulcinella, que creó el comediante Silvio Fiorillo hacia 1600. Fueron necesarios otros 60 años para que Pulcinella emigrara a Inglaterra como el jorobado títere de nariz ganchuda, Punchinello, que después se abrevió a Punch.
En 1662, el famoso diarista Samuel Pepys vio por primera vez la obra en el Covent Garden de Londres, y declaró su entusiasmo por el espectáculo de marionetas que, según dijo, era “el mejor que ví jamás”. Mucha otra gente debió pensar igual, pues en ese mismo año la obra fue presentada en la Corte, ante el rey Carlos II. Una vez establecida, su popularidad nunca ha decaído.
La búsqueda de significado a las explosiones violentas de Punch ha provocado algunas raras especulaciones. Por ejemplo, una vez se planteó que Punch ha provocado alguna raras especulaciones. Por ejemplo, una vez se planteó que Punch representaba a Poncio Pilato y Judy a Judas Iscariote, en una alegoría cristiana.
Es probable que tan sólo sea una diversión violenta y anárquica, e irresistible como lo son muchas cosas del pero gusto posible. Naturalmente, peso a los millones de veces que Punch ha matado a su Judy en los últimos 300 millones de años, no hay señal que ella abandone el fantasma para siempre.

¿Sabía usted qué...?, Reader’s Digest, 1990 

Lito Cruz


La lección del maestro
 

Hay algo celestial en la forma en que actúan los demonios de Lito Cruz, hay algo divino en ese apostolado suyo de interpretar malos malísimos. Condición que empezó a manifestarse con su desempeño en la obra Fausto, reflejos de una vieja leyenda (1988), ese mix de versiones diabólicas de Goethe, Marlowe y Thomas Mann representada en el Cervantes; que continuó con su brillante y reveladora encarnación diabólica de José Sagasti en El garante (1997) traumando al pobre psicólogo de Leo Sbaraglia, y que reencarnó también el vienes pasado, en el demonio metálico y onírico que, en El elegido, se le acaba de aparecer al personaje de Pablo Echarri.
Hay algo demoníaco en Cruz que culmina con ese nombre simbólicamente tan cinéfilo que vino a recuperar, justamente, con su actual personaje, Oscar Nevares Sosa: “Me llamo Lito porque tenía un hermano que se llamaba Angelito y murió, después nació mi hermana María Victoria, le pusieron Lita y nací yo, Oscar Alberto, y también me pusieron Lito por el pibe este que falleció. Pero no lo siento como una carga, es parte de la historia. Yo pedí que Nevares Sosa no se llamara Oscar, pero los productores insistieron. Siempre quise mantener el nombre Oscar, de hecho en las primeras películas como Don Segundo Sombra usé ese nombre pero un día Alejandro Doria me dice: ‘Los periodistas piensan que te llamás Osvaldito o Carlitos, así que ponete Lito y chau’”.
Hay algo de dios en su presencia multifacética y todoterreno como actor, director de teatro, docente y hasta funcionario público ya que, en medio de la corrupción del menemato, dirigió a partir de 1995 el Instituto Nacional de Teatro en una gestión tan fructífera como honesta, cuyos frutos aún se siguen cosechando en el presente con la llegada, por ejemplo, de Incaa TV. Hay algo de dios en su rostro amplio, anguloso y casi esculpido, en esa estampa de prócer nac&pop que lo llevó a hacer de San Martín, Juan José Castelli en La revolución es un sueño eterno de Nemesio Juárez, basada en la novela de Andrés Rivera, Facundo Quiroga y Juan Moreira; y también en esa voz cavernosa, íntima y lejana que cuando atiende el contestador de su celular larga un estruendoso y notable Liiiittoooooooo, como si respondiera desde el más allá, un celular que no para de sonar durante los más de sesenta minutos que dura la entrevista y que él sólo atiende en dos oportunidades.
Hay algo divino, incluso, en el contraste entre todo lo que logró (“Me siento uno de los 10.000 mejores actores argentinos, me gustan mucho Rodrigo de la Serna, Pablo Echarri, Erica Rivas, Norma Aleandro y Leonor Manso”, dirá en esta entrevista) y sus orígenes humildes, esos orígenes a los que siempre está volviendo: “En Berisso, el lugar donde nací, paraban algunos barcos que iban hacia Puerto Nuevo. Venían de la guerra y la miseria a hacerse la América. Estaban de paso pero al final se quedaban porque encontraban lo mejor que un hombre puede tener, que es trabajo. A bordo llevaban chapa y adoquines para nivelar en el mar la infraestructura del barco en casos de emergencia y con eso hacían las primeras casas; así empezó a crecer el pueblo. Yo vivía en una de esas casas de chapa, en la que hoy vive mi cuñada. Mi padre, que antes había sido estibador de frigorífico, tenía un bar enfrente del puerto, el famoso bar Rawson ubicado en la célebre calle Nueva York, donde al principio sólo entraban los ingleses, y cuando él lo compró empezó a dejar entrar a los obreros. Yo era mozo de ese bar y así conocí a Federico Luppi que hacía teatro independiente influenciado por el marxismo y la idea de que el teatro podía cambiar la sociedad, con él empecé a trabajar en una compañía teatral de Berisso. El año pasado hicimos la película El día que cambió la historia, de Jorge Pastor Asuaje con Osvaldo Bayer, Norberto Galasso, Rubén Stella y Amelia Bence. Entre otras cosas, el film muestra cómo la murga Los Martilleros de Berisso –nombre que hacía referencia a los obreros de los frigoríficos– fue a la Plaza de Mayo con bombos y tambores el 17 de octubre de 1945. Yo fui miembro, de más joven, de la murga Los Hijos de los Martilleros de Berisso que era algo así como su continuación: bailando y tocando el tambor. Con tanta emoción me acuerdo que se rompieron todos los bombos y un día vino Evita a Berisso y los repuso; toda mi infancia tuvo que ver con el trabajo, la política, lo popular y hace poco Kirchner declaró la calle Nueva York de interés histórico y nacional.

¿Con cuánta frecuencia vas a Berisso?
–Todo el tiempo: los 1º de Mayo hacemos el asado de todos los barrios de Berisso, somos 500 monos más o menos y ahí nos contamos historias, aplaudimos primero al que se murió ese año y la verdad es que últimamente se están muriendo muchos. Yo por las dudas ya tengo mi lugar en el cementerio. También hago asados con los muchachos del secundario, con los de la colimba y con los de mi primer grupo de teatro. La cuestión es conservar la historia de uno a partir de la presencia de aquellos que fueron partícipes de tu pasado, tené en cuenta que ya tengo 70 años... Qué bajón...

A lo largo de esos 70 años de notable coherencia, hubo en la carrera de Lito Cruz logros impensados como actuar en varias películas basadas en grandes obras literarias como Facundo de Sarmiento, El juguete rabioso de Roberto Arlt, El sueño de los héroes de Adolfo Bioy Casares y ahora La revolución es un sueño eterno de Andrés Rivera (“me encanta trabajar en películas basadas en libros porque, a pesar de que pueden ser menos entretenidas, siempre resultan más profundas; ésa es la diferencia que puede haber entre dos grandes películas como El Padrino y Casino”, explica); también hubo trabajos que siempre tuvo en claro que no iba a realizar, como dirigir cine (“jamás podría hacerlo porque llevo en la cabeza la estructura de la unidad de tiempo y acción del teatro” dice quien además de en El elegido actualmente trabaja en la obra Todos eran mis hijos, de Arthur Miller, dirigido por Claudio Tolcachir) y dos cuentas pendientes que, hasta ahora, nunca se animó a saldar, hacer Shakespeare y Discépolo: “Nunca me animé, tal vez algún día haga Discépolo, pero Shakespeare me parece demasiado grande y eso que estudié mucho Hamlet, Macbeth, Otelo. Los personajes están para desafiarte, el tema es ver quién gana; los grandes autores se reconocen por pedirles a sus personajes reacciones enormes, Macbeth ve a las brujas, Hamlet ve a su padre muerto, ellos escribían para personas poderosas y de mucho poder muscular que venían a caballo, peleaban con otros, tenían gran proyección vocal porque carecían de parlantes y, al igual que los griegos, vivían en la intemperie. ¿Cómo hace un tipo que vive entre cuatro paredes de dos por tres para interpretarlos? El actor de ahora no puede porque la civilización tiende a achicar la expresión corporal.”

Vos te interesaste mucho en el teatro comunitario, esas compañías como Catalinas Sur, compuestas de vecinos y que ensayan en espacios abiertos, ¿les atribuís a ellos una especie de retorno a ese poder?

–En el teatro comunitario hay algo de eso, una fuerza que no tiene el teatro urbano. Sobre todo porque el teatro no es algo que se enseña, es algo que se hace por necesidad humana: la necesidad de contar una historia, es un instrumento, no es un fin en sí mismo.

Llama la atención que esas palabras las diga alguien que, desde hace más de cuarenta años ejerce también la docencia, primero en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, luego en su mítico estudio de Suipacha, volviéndose una marca registrada y generando la sensación de que casi no existe actor joven que, en determinado momento, no haya estudiado con él: “Es que a lo sumo podés guiar a alguien pero nada más: yo fui a Santiago del Estero a dar clases poco más de una semana, pero al tercer día les dije: Muchachos, me voy porque ya hablaban como yo. Sí, siento que todos pasaron por mi escuela. Así como el agua es lo único que te hace nadar, el público es lo único que te hace crecer; si vos no tratás de mantener al público en la platea, la fuerza no se desarrolla, por eso a veces hay alumnos que estudian diez años solos y cuando actúan con público parece que hubieran empezado ayer porque no se trata de estudiar sino de practicar”.
En esas palabras tan líricas –que van del mosquito a la paloma– de Lito Cruz, que cada tanto irrumpen en su discurso directo, cotidiano y brutal subyace casi una poética de la actuación, un pentagrama celestial de su trabajo. Pero si volvemos a hablar de lo celestial, hay que prestar especial atención a su teoría de la hipótesis de Dios: “La hipótesis hace que busques fuerzas para cumplir lo que querés, ya sea construir un puente o conectarte con algo superior, la hipótesis hace que el ser avance. Pero la creencia es una estupidez porque estaciona la mente y, en general, se convierte en fanatismo. La hipótesis de Dios la tuvieron los que creyeron que había algo más que no se podía percibir: así nacieron los sonidos en el aire, el teléfono, los mails que viajan por el espacio virtual. Creo que hay cosas en el organismo humano que todavía no se desarrollaron en nuestra generación pero el ser humano está yendo hacia lugares increíbles que van a probar, por ejemplo, por qué alguien va por una calle y no por otra. Hay algo en vos que te guía, te conduce y hasta ahora uno no tiene contacto con eso.”

¿Cómo es la hipótesis de tu muerte?

–Ya tengo el epitafio: “Fue muy divertido, nos vemos pronto”. Comparto la hipótesis de Borges sobre la muerte en el poema “Milonga de Manuel Flores”: “Morir es una costumbre que sabe tener la gente”. Estoy seguro de que hay un más allá porque los gusanos van a estar contentos conmigo, la muerte no existe, un tigre te mata, tu familia llora, ¿pero los tigrecitos? ¡Qué manjar! Gracias por traerme a Lito, ¡qué rico que es! La muerte no es un concepto de vida, es un concepto cultural, pasa que uno está conectado con su vida y no con la vida en general, la vida es un viaje y la muerte es parte de ese viaje; si te morís das vida, no hay manera de interrumpirla. El problema es que la religión católica es el mal de Occidente, el Papa tuvo que inventar un vestuario para que lo respetaran, muchos sacerdotes abusan de los pendejos, el tipo que habla sobre la bondad y la salvación viaja en un auto con vidrios polarizados. La religión nos mandó a todos a un infierno que no existe.

¿Debería llamar la atención, debería sorprender que alguien que tantas veces hizo de diablo sepa tanto de temas relativos a Dios, la muerte, la vida y el más allá? Es palabra de Lito Cruz, el diablo que, en sus actuaciones, más cerca hace sentir a Dios.

  Por Juan Pablo Bertazza

Bajado de: RADAR LIBROS – 24 de julio de 2011

viernes, 8 de junio de 2012

El teatro


El  teatro  como  interpretación


El teatro como interpretación posee el mismo marco pragmático que los juegos ficcionales de los niños, de los que el trabajo del actor es una prolongación.  La diferencia es que en el arte teatral, en el sentido canónico del término, la interacción de los actores no es el objetivo último: actúan ante y para un público, lo que introduce restricciones específicas que no son internas a la constitución del universo ficcional, sino que se derivan de la necesidad de hacer accesible ese universo a personas que no participan en la actuación.
En el plano de la encarnación textual del arte dramático, el vector de inmersión es el de una simulación virtual de acontecimientos intramundanos. La diferencia esencial entre esta postura y la del actor consiste en el hecho de que el actor imagina directamente el universo visto y actuado a través de un personaje. El lector también puede activar el vector que utiliza el actor, el de la sustitución de identidad actancial (singular o múltiple), con la diferencia de que, en su caso, es virtual y no actual (físicamente encarnada).
En el plano de la representación escénica, el teatro moviliza el mismo dispositivo de inmersión que la lectura del texto dramático. La diferencia entre los dos es simplemente la que hay entre lo virtual y lo actual. Desde el momento en que admitimos que ninguno de los dos dispositivos ficcionales tiene prioridad lógica sobre el otro, podemos decir indiferentemente que la realización escénica es la actualización de la ficción textual o que el texto teatral es la virtualización de la actualidad escénica. En la realidad, evidentemente siempre es uno u otro. Generalmente se admite que el estado textual de las piezas shakespereanas es posterior a su estado escénico, lo que se explica cuando se recuerda que Shakespeare era, antes que nada, director de una compañía teatral, y que el teatro isabelino admitía una parte de improvisación; el estado escénico de las tragedias clásicas francesas en cambio es una actualización de un estado textual preexistente.

Jean-Marie Schaeffer

Fragmentos de:
¿Por qué la ficción?, Desórdenes Biblioteca de Ensayo