sábado, 12 de enero de 2013

Semiótica teatral


La relación representación – texto



imagen bajada de nancyyacomunica.blogspot.com
El teatro es un arte paradójico. O lo que es más: el teatro es el arte de la paradoja; a un tiempo producción literaria y representación concreta; indefinidamente eterno (reproductible y renovable) e instantáneo (nunca reproducible en toda su identidad); arte de la representación, flor de un día, jamás el mismo de ayer; hecho para una sola representación, como Artaud lo deseara. Arte de hoy, pues la representación de mañana, que pretende ser idéntica a la de la velada precedente, se realiza con hombres en proceso de cambio para nuevos espectadores; la puesta en escena de hace tres año, por mucha que fueran sus buenas cualidades, está, en el momento presente, más muerta que el caballo del Cid. Y, no obstante, siempre quedará algo permanente, algo que, al menos teóricamente, habrá de seguir inmutable, fijado para siempre: el texto.
Paradoja: arte del refinamiento textual, de la más honda poesía, de Esquilo a Lorca o a Genet pasando por Calderón, Racine o Víctor Hugo. Arte de la práctica o de una práctica de grandes rasgos, de grandes signos, de redundancias, para ser contemplado, para ser comprendido por todos. Abismo entre el texto, de lectura poética siempre nueva, y la representación, de lectura inmediata.
Paradoja: arte de una sola persona, el gran creador, Molière, Sófocles, Shakespeare..., pero necesitado —tanto o más que el cine—  del concurso activo, creativo, de muchas otras personas (aún sin contar con la intervención directa de los espectadores). Arte intelectual y difícil que solo encuentra su acabamiento en el instante preciso en que el espectador plural se convierte no en muchedumbre, sino en público, público cuya unidad es propuesta con todas las mistificaciones que ello implica. Víctor Hugo veía en el teatro el instrumento capaz de conciliar las contradicciones sociales. Por el contrario Brecht ve en el teatro un instrumento para una toma de conciencia que divida profundamente al público, ahondando en sus contradicciones internas. Más que ningún otro arte —de ahí su situación peligrosa y privilegiada— el teatro, por medio de la articulación texto-representación, y aún más por la importancia de lo que apuesta material y financieramente, se muestra como una práctica social cuya relación con la producción —y en consecuencia con la lucha de clases— no es nunca abolida, ni siquiera cuando aparece difuminado por momentos y cuando todo un trabajo mistificador lo transforma, a merced de la clase dominante, en simple instrumento de diversión. Arte peligroso, de modo directo e indirecto, económico o policial, la censura —a veces bajo el aspecto particularmente perverso de la autocensura— no le quita nunca el ojo de encima.
Arte fascinante por exigir una participación cuyo sentido y función no están del todo claros, participación física y psíquica del comediante, participación física y psíquica del espectador. Por mostrar —mejor que cualquier otro arte— de qué modo el psiquismo individual se enriquece con la relación colectiva, el teatro se nos presenta como un arte privilegiado de una importancia capital. El espectador no está nunca solo; su mirada abarca el espectáculo y a los otros espectadores, siendo a su vez, y por ello mismo, blanco de la mirada de los demás. El teatro, psicodrama revelador de las relaciones sociales, maneja estos hilos paradójicos.



Fragmento extraído de Semiótica Teatral de Anne Ubersfeld, Ediciones Cátedra S.A., 1998

sábado, 10 de noviembre de 2012

Una obra de Agatha Christie


The Mousetrap

 

La milésima representación de la obra de Agatha Christie The mousetrap en el teatro Ambassadors de Londres, el 22 de abril de 1955, sólo llamó la atención de un crítico, que escribió: “El mayor misterio de esta noche es por qué esta obra ha durado tanto”. En diciembre de 1970, se convirtió en la producción que más tiempo había estado en cartelera, al alcanzar 7511 funciones consecutivas. Y continúa hasta hoy. En 1988 llegó a la función 15.000. A la fecha, más de ocho millones de personas la han visto en el West End londinense.
Esta legendaria obra policíaca se estrenó en el teatro Royal de Nottingham, Inglaterra, en octubre de 1952, y se cambió en noviembre de ese año al teatro Ambassadors, en Londres, donde recibió buenas críticas. Sin embargo, no había indicios de lo que sucedería, y la propia Agatha Cristie predijo una temporada no mayor de seis meses.
Actores van y vienen, y el decorado se ve como el de 1952. Ha habido una sola renovación completa de escenografía, aunque los muebles y accesorios se reemplazan conforme se gastan. Dos objetos, un reloj y un sillón de cuero, son los mismos de la producción original.
                                                                    
En los primeros 36 años de la obra, las encargadas del vestuario plancharon más de 106 km de camisas, y los espectadores consumieron más de 269 ton de helado y 220.000 litros de bebidas, no alcohólicas. En enero de 1985, el “arma asesina” original (un revólver .38 Colt New House, eliminado de la producción después que en 1962 se prohibieron en el escenarios armas de fuego verdaderas) se vendió en una subasta en casi 700 dólares, seis veces su valor normal.
¿Por qué The mousetrap continúa atrayendo público noche a noche? Quizá porque el empresario Peter Saunders tuvo cuidado de darle publicidad en los primeros años. En la fiesta del décimo aniversario, en el hotel Savoy, el pastel pesó más de media tonelada. Se convenció a una actriz de reparto de casarse bajo un arco de ratoneras. Y recibió atención inesperada después de su representación en la prisión de Wormwood Scrubs, cuando dos reos aprovecharon la ocasión para escapar. En cada aniversario, la publicidad dada a la obra atrae más público, lo cual conduce a otro aniversario, y así sucesivamente.
El mayor misterio es: ¿quién cometió el crimen? Aunque la obra se ha traducido a 22 idiomas y se ha representado en 21 países, los millones que la han visto se cuidan de no revelar el secreto. Sólo existe una excepción conocida: un enfurecido taxista cuyos pasajeros no le dieron propina. Al dejarlos en el teatro donde se representaba la obra, les gritó: “¡El mayordomo lo hizo!”. Sin embargo, no fue tan vengativo como parecía a primera vista: no hay mayordomos en la obra.

¿Sabías qué?, Readers Digest, 1990

viernes, 28 de septiembre de 2012

Forever young


Forever young


El elenco de la versión Argentina de FOREVER YOUNG representa un verdadero seleccionado de la comedia musical en nuestro país Omar Calicchio (El Joven Frankenstein), Martin Ruiz (Bella y Bestia), Melania Lenoir (Chicago), German Tripel (Avenida Q), Gimena Riestra (Variete del 3340), Ivana Rossi (Raffaela), Walter Canella (Sweeny Todd) y Andrea Lovera (Drácula). Con dirección de Daniel Casablanca, dirección musical de Gaby Goldman y coreografías de Elizabeth de Chapeaurouge.


FOREVER YOUNG, la exitosa comedia musical originada en Noruega y sensación de esta temporada en España, llega ahora a Buenos Aires, en versión adaptada por los catalanes de Tricicle y en co-producción de Pablo Kompel y Sebastián Blutrach.



Crítica

Posiblemente si a alguien lo invitan a ver una obra de teatro que transcurre en un geriátrico, donde los protagonistas son 6 viejitos, los cuales – en el medio de su rutina diaria – recuerdan aquellos momentos en los que eran felices, uno tranquilamente podría pensar que cualquier otro plan, antes que ver un espectáculo ¨bajón¨ sería mejor idea… pero precisamente donde cualquier otra pieza podría caer en un lugar melancólico y dramático con esa misma temática, Forever Young es un espectáculo novedoso, sencillo - desde su línea narrativa - pero con una vitalidad, humor y emoción que lo vuelve altamente disfrutable desde su inicio.

Con una impronta muy particular, este musical proveniente de Noruega – donde se estreno en 2010 – y que fue llevado a España por la Compañía de humor Tricicle, muestra un día en la vida de seis viejitos, quienes actualmente (el año 2050) se encuentran pasando sus días en un geriátrico para artistas. Ese grupo integrado por quienes fueron: una niña prodigio, su esposo – actor de repertorio de texto clásico -  un rockero, una actriz que tuvo una fugaz fama mediática, y un actor de variedades, ellos encontrarán, como una forma de combatir la rutina, que al recordar distintas vivencias del pasado, algo de ese espíritu los vuelve a tomar, sintiéndose, jóvenes nuevamente. Es así, que se desarrollan distintas secuencias, en donde se entonarán canciones clásicas de los 70, 80 y 90, pero prevaleciendo siempre, la música nacional.

Daniel Casablanca, se vuelve uno de los eslabones fundamentales en este espectáculo, gracias a su visión y precisión a la hora de realizar la puesta en escena, ya que el humor esta cuidadosamente trabajado, y en donde todos los elementos que entran en juego en esta pieza, se relacionan de una manera armónica. Elizabeth de Chapearouge es la encargada de la difícil dirección coreográfica, y sale aireosa, gracias a un inteligente planteo, en donde (como debe ser) los movimientos están siempre al servicio de la narrativa, y de los personajes.

Pero así como la dirección de Casablanca es precisa, el trabajo interpretativo de los siete actores es excelente, realizan una tarea homogénea y coral, donde nadie está por encima del otro, y a su vez, en donde todos logran destacarse. Hay un trabajo de una gran riqueza, ya que cada uno logra encontrar elementos que hacen que su personaje sea particular, sin nunca caer, en ningún estereotipo. Los viejitos que interpretan Omar Calicchio, Melania Lenoir, Martin Ruiz, Ivanna Rossi, Germán Tripel y Gaby Goldman, son adorables, así como desopilante, la contrafigura – la enfermera - que encarna Gimena Riestra.

Uno de los elementos que hace más rico este espectáculo, es la doble versión/adaptación, que se realizó del mismo, en primer lugar, se toma la versión realizada por los Catalanes del Tricicle, a la cual se reversionó para adaptar mejor a nuestro país, vale destacar la tarea hecha en dicha materia, por Pablo Kompel, Sebastián Blutrach (ambos a su vez productores de la pieza) y Daniel Casablanca, logrando que la obra pareciese escrita en nuestro país. Ligado a ésto, sin lugar a duda, el trabajo de Gaby Goldman en la dirección musical - de altísimo nivel – y en la búsqueda de canciones propias de nuestra historia, fue un factor fundamental, e imprescindible, para terminar de dar forma, a la presente versión de este espectáculo.

Forever Young es un espectáculo que emociona y divierte a la vez. Una obra que nos habla que hay una sola vida, donde no tenemos ensayos, por lo cual, hay que disfrutar cada minuto, para que al envejecer, pueda ser una fiesta. Algo de lo cual, esta obra, parece saber muy bien, lo que es, ya que así, como se la vive.



Martin Dichiera
martin(a)geoteatral.com.ar



Smells like teen spirit. Divertido espectáculo musical dirigido por Daniel Casablanca, interpretado por 6 destacados artistas: Omar Calicchio, Gimena Riestra, Martin Ruiz, Melania Lenoir, German Tripel, Gaby Goldman e Ivanna Rossi. Critica Martin Dichiera

viernes, 24 de agosto de 2012

Organizaciones conviviales



El Convivio


El convivio implica la reunión de dos o más personas, vivas, en un centro territorial, encuentro de presencias en el espacio y convivencia acotada —no extensa— en el tiempo para compartir un rito de sociabilidad en el que se distribuyen y alternan dos roles: el emisor que dice —verbal y no verbalmente— un texto, el receptor que lo escucha con atención.
El convivio entraña compañía, estar con el otro / los otros, pero también con uno mismo, dialéctica del yo-tu, salirse de sí al encuentro con el otro / con uno mismo. Importa el diálogo de las presencias, la conversación: el reconocimiento del otro y del uno mismo, afectar y dejarse afectar en el encuentro, suspensión del solipsismo y el aislamiento.
El convivio implica proximidad, audibilidad y visibilidad estrechas, así como una conexión sensorial que puede atravesar todos los sentidos —por ejemplo, el gusto, el tacto y el olfato a través del vino o de los alimentos compartidos.
El convivio es efímero e irrepetible, está inserto en el fluir temporal vital en su doble dimensión objetiva y subjetiva.
La socialización no es excluyentemente humana: el convivio incluye la ofrenda y la manifestación del orden divino en el rito de reunión.
Puede afirmarse, que en tanto base de la literatura oral, el convivio restituye a lo literario el carácter de “situado” espacio-temporalmente propio de la emisión lingüística corriente en cuanto a los sujetos que participan en ella (emisor-receptor). Por el contrario, la emisión del texto literario escrito y no leído en voz alta sólo queda situado desde la primera parte de la emisión: el acto de escritura y su sujeto, “el acto de lectura remite a una segunda instancia no situada”, ausente en la literatura oral.


Jorge Dubatti

Fragmentos de El convivio teatral, Textos Básicos, Atuel, 2003




sábado, 4 de agosto de 2012

Teatro independiente


HUICIO HUSTO

                

¿Quién mató a Goritti? de Gerardo Chendo.
Protagonizada por Benjamín Rojas.
Dirigida por Graciela Stefani y Gerardo Chendo


        
Después de tres exitosos meses en el teatro "La Clac" y próximos a iniciar una gira por Bs.As. y Gran Bs.As, la producción apuesta a una sala más grande 

HUICIO HUSTO, es una moderna comedia fantástico-policial de género absurdo.

Fufi, una joven mega estrella de rock, es acusado del asesinato de Compañero Goriti, Secretario General de los Gastronómicos y padre de La Melli, su incondicional novia adolescente. Durante el juicio, oral y público, que se representa, van sucediéndose los contradictorios testimonios de los implicados; quienes cruzan acusaciones, sospechas, reproches y versiones de los hechos, que son representadas en súbitos flashbacks.  Mientras, el fantasma del gremialista, acosa a todos y cada uno, de variadas maneras; permitiendo desplegar un circuito de gran teatralidad, tan osado como original, que sorprende y divierte desde el principio hasta el final, un final inesperado y espeluznante.
El ajustadísimo disparate que termina siendo Huicio Husto, se ampara en una puesta ágil y precisa, así como en la calidad de las actuaciones, que es donde la pieza se constituye y crea su propio mundo particular.

Dirigida por Graciela Stefani y Gerardo Chendo, cuenta entre sus protagonistas con la destacada actuación de Benjamín Rojas, como Juez, en su primera incursión en teatro independiente y alternativo.



sábado, 21 de julio de 2012

Títeres y Marionetas


Una obra de Punch
bajado de  babylonbaroque.wordpress.com/ 

Bajado de italiankids.co.uk/carnival.php 




La violenta farsa de Punch y Judy deleita al niño que hay en todos, jóvenes o viejos. Pero un espectador adulto difícilmente deja de cuestionarse como se puede considerar infantil una obra en la que el héroe estrangula al hijo, golpea a la esposa hasta matarla, ahorca al verdugo y a menudo hace migas con el diablo.
Aunque no se conoce el origen de Mr. Punch, su antepasado parece ser un título italiano, Pulcinella, que creó el comediante Silvio Fiorillo hacia 1600. Fueron necesarios otros 60 años para que Pulcinella emigrara a Inglaterra como el jorobado títere de nariz ganchuda, Punchinello, que después se abrevió a Punch.
En 1662, el famoso diarista Samuel Pepys vio por primera vez la obra en el Covent Garden de Londres, y declaró su entusiasmo por el espectáculo de marionetas que, según dijo, era “el mejor que ví jamás”. Mucha otra gente debió pensar igual, pues en ese mismo año la obra fue presentada en la Corte, ante el rey Carlos II. Una vez establecida, su popularidad nunca ha decaído.
La búsqueda de significado a las explosiones violentas de Punch ha provocado algunas raras especulaciones. Por ejemplo, una vez se planteó que Punch ha provocado alguna raras especulaciones. Por ejemplo, una vez se planteó que Punch representaba a Poncio Pilato y Judy a Judas Iscariote, en una alegoría cristiana.
Es probable que tan sólo sea una diversión violenta y anárquica, e irresistible como lo son muchas cosas del pero gusto posible. Naturalmente, peso a los millones de veces que Punch ha matado a su Judy en los últimos 300 millones de años, no hay señal que ella abandone el fantasma para siempre.

¿Sabía usted qué...?, Reader’s Digest, 1990 

Lito Cruz


La lección del maestro
 

Hay algo celestial en la forma en que actúan los demonios de Lito Cruz, hay algo divino en ese apostolado suyo de interpretar malos malísimos. Condición que empezó a manifestarse con su desempeño en la obra Fausto, reflejos de una vieja leyenda (1988), ese mix de versiones diabólicas de Goethe, Marlowe y Thomas Mann representada en el Cervantes; que continuó con su brillante y reveladora encarnación diabólica de José Sagasti en El garante (1997) traumando al pobre psicólogo de Leo Sbaraglia, y que reencarnó también el vienes pasado, en el demonio metálico y onírico que, en El elegido, se le acaba de aparecer al personaje de Pablo Echarri.
Hay algo demoníaco en Cruz que culmina con ese nombre simbólicamente tan cinéfilo que vino a recuperar, justamente, con su actual personaje, Oscar Nevares Sosa: “Me llamo Lito porque tenía un hermano que se llamaba Angelito y murió, después nació mi hermana María Victoria, le pusieron Lita y nací yo, Oscar Alberto, y también me pusieron Lito por el pibe este que falleció. Pero no lo siento como una carga, es parte de la historia. Yo pedí que Nevares Sosa no se llamara Oscar, pero los productores insistieron. Siempre quise mantener el nombre Oscar, de hecho en las primeras películas como Don Segundo Sombra usé ese nombre pero un día Alejandro Doria me dice: ‘Los periodistas piensan que te llamás Osvaldito o Carlitos, así que ponete Lito y chau’”.
Hay algo de dios en su presencia multifacética y todoterreno como actor, director de teatro, docente y hasta funcionario público ya que, en medio de la corrupción del menemato, dirigió a partir de 1995 el Instituto Nacional de Teatro en una gestión tan fructífera como honesta, cuyos frutos aún se siguen cosechando en el presente con la llegada, por ejemplo, de Incaa TV. Hay algo de dios en su rostro amplio, anguloso y casi esculpido, en esa estampa de prócer nac&pop que lo llevó a hacer de San Martín, Juan José Castelli en La revolución es un sueño eterno de Nemesio Juárez, basada en la novela de Andrés Rivera, Facundo Quiroga y Juan Moreira; y también en esa voz cavernosa, íntima y lejana que cuando atiende el contestador de su celular larga un estruendoso y notable Liiiittoooooooo, como si respondiera desde el más allá, un celular que no para de sonar durante los más de sesenta minutos que dura la entrevista y que él sólo atiende en dos oportunidades.
Hay algo divino, incluso, en el contraste entre todo lo que logró (“Me siento uno de los 10.000 mejores actores argentinos, me gustan mucho Rodrigo de la Serna, Pablo Echarri, Erica Rivas, Norma Aleandro y Leonor Manso”, dirá en esta entrevista) y sus orígenes humildes, esos orígenes a los que siempre está volviendo: “En Berisso, el lugar donde nací, paraban algunos barcos que iban hacia Puerto Nuevo. Venían de la guerra y la miseria a hacerse la América. Estaban de paso pero al final se quedaban porque encontraban lo mejor que un hombre puede tener, que es trabajo. A bordo llevaban chapa y adoquines para nivelar en el mar la infraestructura del barco en casos de emergencia y con eso hacían las primeras casas; así empezó a crecer el pueblo. Yo vivía en una de esas casas de chapa, en la que hoy vive mi cuñada. Mi padre, que antes había sido estibador de frigorífico, tenía un bar enfrente del puerto, el famoso bar Rawson ubicado en la célebre calle Nueva York, donde al principio sólo entraban los ingleses, y cuando él lo compró empezó a dejar entrar a los obreros. Yo era mozo de ese bar y así conocí a Federico Luppi que hacía teatro independiente influenciado por el marxismo y la idea de que el teatro podía cambiar la sociedad, con él empecé a trabajar en una compañía teatral de Berisso. El año pasado hicimos la película El día que cambió la historia, de Jorge Pastor Asuaje con Osvaldo Bayer, Norberto Galasso, Rubén Stella y Amelia Bence. Entre otras cosas, el film muestra cómo la murga Los Martilleros de Berisso –nombre que hacía referencia a los obreros de los frigoríficos– fue a la Plaza de Mayo con bombos y tambores el 17 de octubre de 1945. Yo fui miembro, de más joven, de la murga Los Hijos de los Martilleros de Berisso que era algo así como su continuación: bailando y tocando el tambor. Con tanta emoción me acuerdo que se rompieron todos los bombos y un día vino Evita a Berisso y los repuso; toda mi infancia tuvo que ver con el trabajo, la política, lo popular y hace poco Kirchner declaró la calle Nueva York de interés histórico y nacional.

¿Con cuánta frecuencia vas a Berisso?
–Todo el tiempo: los 1º de Mayo hacemos el asado de todos los barrios de Berisso, somos 500 monos más o menos y ahí nos contamos historias, aplaudimos primero al que se murió ese año y la verdad es que últimamente se están muriendo muchos. Yo por las dudas ya tengo mi lugar en el cementerio. También hago asados con los muchachos del secundario, con los de la colimba y con los de mi primer grupo de teatro. La cuestión es conservar la historia de uno a partir de la presencia de aquellos que fueron partícipes de tu pasado, tené en cuenta que ya tengo 70 años... Qué bajón...

A lo largo de esos 70 años de notable coherencia, hubo en la carrera de Lito Cruz logros impensados como actuar en varias películas basadas en grandes obras literarias como Facundo de Sarmiento, El juguete rabioso de Roberto Arlt, El sueño de los héroes de Adolfo Bioy Casares y ahora La revolución es un sueño eterno de Andrés Rivera (“me encanta trabajar en películas basadas en libros porque, a pesar de que pueden ser menos entretenidas, siempre resultan más profundas; ésa es la diferencia que puede haber entre dos grandes películas como El Padrino y Casino”, explica); también hubo trabajos que siempre tuvo en claro que no iba a realizar, como dirigir cine (“jamás podría hacerlo porque llevo en la cabeza la estructura de la unidad de tiempo y acción del teatro” dice quien además de en El elegido actualmente trabaja en la obra Todos eran mis hijos, de Arthur Miller, dirigido por Claudio Tolcachir) y dos cuentas pendientes que, hasta ahora, nunca se animó a saldar, hacer Shakespeare y Discépolo: “Nunca me animé, tal vez algún día haga Discépolo, pero Shakespeare me parece demasiado grande y eso que estudié mucho Hamlet, Macbeth, Otelo. Los personajes están para desafiarte, el tema es ver quién gana; los grandes autores se reconocen por pedirles a sus personajes reacciones enormes, Macbeth ve a las brujas, Hamlet ve a su padre muerto, ellos escribían para personas poderosas y de mucho poder muscular que venían a caballo, peleaban con otros, tenían gran proyección vocal porque carecían de parlantes y, al igual que los griegos, vivían en la intemperie. ¿Cómo hace un tipo que vive entre cuatro paredes de dos por tres para interpretarlos? El actor de ahora no puede porque la civilización tiende a achicar la expresión corporal.”

Vos te interesaste mucho en el teatro comunitario, esas compañías como Catalinas Sur, compuestas de vecinos y que ensayan en espacios abiertos, ¿les atribuís a ellos una especie de retorno a ese poder?

–En el teatro comunitario hay algo de eso, una fuerza que no tiene el teatro urbano. Sobre todo porque el teatro no es algo que se enseña, es algo que se hace por necesidad humana: la necesidad de contar una historia, es un instrumento, no es un fin en sí mismo.

Llama la atención que esas palabras las diga alguien que, desde hace más de cuarenta años ejerce también la docencia, primero en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, luego en su mítico estudio de Suipacha, volviéndose una marca registrada y generando la sensación de que casi no existe actor joven que, en determinado momento, no haya estudiado con él: “Es que a lo sumo podés guiar a alguien pero nada más: yo fui a Santiago del Estero a dar clases poco más de una semana, pero al tercer día les dije: Muchachos, me voy porque ya hablaban como yo. Sí, siento que todos pasaron por mi escuela. Así como el agua es lo único que te hace nadar, el público es lo único que te hace crecer; si vos no tratás de mantener al público en la platea, la fuerza no se desarrolla, por eso a veces hay alumnos que estudian diez años solos y cuando actúan con público parece que hubieran empezado ayer porque no se trata de estudiar sino de practicar”.
En esas palabras tan líricas –que van del mosquito a la paloma– de Lito Cruz, que cada tanto irrumpen en su discurso directo, cotidiano y brutal subyace casi una poética de la actuación, un pentagrama celestial de su trabajo. Pero si volvemos a hablar de lo celestial, hay que prestar especial atención a su teoría de la hipótesis de Dios: “La hipótesis hace que busques fuerzas para cumplir lo que querés, ya sea construir un puente o conectarte con algo superior, la hipótesis hace que el ser avance. Pero la creencia es una estupidez porque estaciona la mente y, en general, se convierte en fanatismo. La hipótesis de Dios la tuvieron los que creyeron que había algo más que no se podía percibir: así nacieron los sonidos en el aire, el teléfono, los mails que viajan por el espacio virtual. Creo que hay cosas en el organismo humano que todavía no se desarrollaron en nuestra generación pero el ser humano está yendo hacia lugares increíbles que van a probar, por ejemplo, por qué alguien va por una calle y no por otra. Hay algo en vos que te guía, te conduce y hasta ahora uno no tiene contacto con eso.”

¿Cómo es la hipótesis de tu muerte?

–Ya tengo el epitafio: “Fue muy divertido, nos vemos pronto”. Comparto la hipótesis de Borges sobre la muerte en el poema “Milonga de Manuel Flores”: “Morir es una costumbre que sabe tener la gente”. Estoy seguro de que hay un más allá porque los gusanos van a estar contentos conmigo, la muerte no existe, un tigre te mata, tu familia llora, ¿pero los tigrecitos? ¡Qué manjar! Gracias por traerme a Lito, ¡qué rico que es! La muerte no es un concepto de vida, es un concepto cultural, pasa que uno está conectado con su vida y no con la vida en general, la vida es un viaje y la muerte es parte de ese viaje; si te morís das vida, no hay manera de interrumpirla. El problema es que la religión católica es el mal de Occidente, el Papa tuvo que inventar un vestuario para que lo respetaran, muchos sacerdotes abusan de los pendejos, el tipo que habla sobre la bondad y la salvación viaja en un auto con vidrios polarizados. La religión nos mandó a todos a un infierno que no existe.

¿Debería llamar la atención, debería sorprender que alguien que tantas veces hizo de diablo sepa tanto de temas relativos a Dios, la muerte, la vida y el más allá? Es palabra de Lito Cruz, el diablo que, en sus actuaciones, más cerca hace sentir a Dios.

  Por Juan Pablo Bertazza

Bajado de: RADAR LIBROS – 24 de julio de 2011

viernes, 8 de junio de 2012

El teatro


El  teatro  como  interpretación


El teatro como interpretación posee el mismo marco pragmático que los juegos ficcionales de los niños, de los que el trabajo del actor es una prolongación.  La diferencia es que en el arte teatral, en el sentido canónico del término, la interacción de los actores no es el objetivo último: actúan ante y para un público, lo que introduce restricciones específicas que no son internas a la constitución del universo ficcional, sino que se derivan de la necesidad de hacer accesible ese universo a personas que no participan en la actuación.
En el plano de la encarnación textual del arte dramático, el vector de inmersión es el de una simulación virtual de acontecimientos intramundanos. La diferencia esencial entre esta postura y la del actor consiste en el hecho de que el actor imagina directamente el universo visto y actuado a través de un personaje. El lector también puede activar el vector que utiliza el actor, el de la sustitución de identidad actancial (singular o múltiple), con la diferencia de que, en su caso, es virtual y no actual (físicamente encarnada).
En el plano de la representación escénica, el teatro moviliza el mismo dispositivo de inmersión que la lectura del texto dramático. La diferencia entre los dos es simplemente la que hay entre lo virtual y lo actual. Desde el momento en que admitimos que ninguno de los dos dispositivos ficcionales tiene prioridad lógica sobre el otro, podemos decir indiferentemente que la realización escénica es la actualización de la ficción textual o que el texto teatral es la virtualización de la actualidad escénica. En la realidad, evidentemente siempre es uno u otro. Generalmente se admite que el estado textual de las piezas shakespereanas es posterior a su estado escénico, lo que se explica cuando se recuerda que Shakespeare era, antes que nada, director de una compañía teatral, y que el teatro isabelino admitía una parte de improvisación; el estado escénico de las tragedias clásicas francesas en cambio es una actualización de un estado textual preexistente.

Jean-Marie Schaeffer

Fragmentos de:
¿Por qué la ficción?, Desórdenes Biblioteca de Ensayo

sábado, 29 de octubre de 2011

Bulbus


De Anja Hilling
 

Siempre resulta atractiva una lejanía imaginaria. En el pueblo de Bulbus hay nieve, hay hielo y hay soledad. Cuatro jugadores de curling interrumpen el paisaje, se paran sobre el hielo y empiezan un juego. En 1983 uno de ellos ejecuta a un juez. Sus cómplices deciden suicidarse para no declarar en su contra: dejan huérfano a un niño de cinco años. En 1983 una de las jugadoras abandona a su pequeña hija en una tienda de Ikea. En su auto escuchaba una canción de Nena. El juego de las representaciones suspende la culpa, pero debajo de toda esta materia grisácea, opaca y uniforme el pasado deja ver dos que figuras empujan con su actualidad y avanzan hacia el presente.

 

Duración: 70 minutos

Ficha técnico artística
 
Autoría: Anja Hilling
Intérpretes: Agustín Allende, Carolina Balbi, Soledad Fernández Mouján, Leticia Frenkel, Pablo Kuguel, Martin Rey
Diseño de escenografía: Félix Padrón
Fotografía: Inés Tanoira
Asistencia de dirección: Irina Stojanoff
Arreglos musicales: Axel Keller
Dirección: Marcela Martino, Mauro Petrillo, Juan Rearte
 
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Hamlet

Hamlet, la metamorfosis
 
Ha muerto el Rey accidentalmente. Pero su hijo, el joven Hamlet, no logra aceptar que se madre haya vuelto a casarse con su tío consagrándolo Rey. La aparición sobrenatural de lo que parece ser el espíritu de su padre lo alerta del falso relato de su muerte, que fue en realidad un asesinato a manos de su propio hermano. El viejo Rey vuelve del Infierno reclamando venganza por parte de su hijo.
Obligado así a restituir el orden convulsionado del Reino, el Príncipe Hamlet se ve involucrado en una serie de violentos sucesos para los que no parece estar preparado. Abandonando sus propios deseos juveniles de amor y aspiraciones artísticas conseguirá hacer pública la verdad" pero cometerá actos desesperados que terminarán en una catástrofe.
Para que el Tirano muera un brillante joven y varios de sus pares pagarán con su vida la necesidad de reivindicar un sentido de la justicia, que los mayores han elegido traicionar.
 
DIJO LA CRÍTICA:


"Quien crea que por haber visto una versión de Hamlet ha visto todas comete un error de apreciación. Esto lo demuestra Carlos Rivas, con una mirada particular sobre la tragedia shakespeariana. Hamlet, en el cuerpo de una actriz estupenda" Gabriela Toscano realiza un trabajo conmovedor" brillante" También se lucen Mercedes Spangenberg, Catherine Biquard y Pablo Mariuzzi; en composiciones totalmente convincentes."
LA NACIÓN

"El director Carlos Rivas se propuso actualizar el clásico de Shakespeare con una mirada renovadora" En esta tragedia la poesía de Shakespeare es todo lo que cuenta. Deslumbra Gabriela Toscano con una actuación majestuosa""
TIEMPO ARGENTINO

"El director entrega varias e intensas imágenes poéticas" Con Gabriela Toscano se está frente a una gran actriz, indudablemente" y junto a ella se revela una joven actriz: Mercedes Spangenberg. Este nuevo Hamlet permite acceder a nuevas lecturas sobre el clásico"
PERFIL

"Notable potencia de Toscano en Hamlet; tal vez una de las labores teatrales más impactantes de la temporada" Personal versión y dirección de Carlos Rivas" y excelente Catherine Biquard como el enterrador."
REVISTA VEINTITRÉS

"Una excelente obra"
REVISTA Ñ



PREMIOS

PREMIO ACE 2010/11:

MEJOR ESPECTACULO
MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano
PREMIO MARIA GUERRERO 2010:

Premio ESTÍMULO - Mercedes Spangenberg
NOMINACIONES

PREMIO ACE 2010/11:

MEJOR DIRECTOR - Carlos Rivas
PREMIO MARIA GUERRERO 2010:

MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano
PREMIO TRINIDAD GUEVARA 2010:

MEJOR ACTRIZ - Gabriela Toscano



Ficha técnico artística

Actúan: Catherine Biquard, Cecilia Delatorre, Jorge Lifschitz, Pablo Mariuzzi, Adriana Marqués, Andrés Portaluppi, Pablo Rinaldi, Carlos Rivas, silvio shuberoff, Mercedes Spangenberg, Gabriela Toscano
Vestuario: Mercedes Spangenberg
Escenografía: Facundo Necchi, Carlos Rivas
Iluminación: Fernando Dopazo
Sonido: Yohana Valdez
Fotografía: Paula Herrera
Asistencia de dirección: Michael Shomron
Prensa: Analia Cobas, Cecilia Dellatorre
Producción ejecutiva: Joaco Laviaguerre
Producción general: Facundo Necchi
Dirección: Carlos Rivas

Web: http://goo.gl/wveVw
ARRIBA DE RIVAS
Estados Unidos 308 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

sábado, 8 de octubre de 2011

Un tranvía llamado Deseo

Ballet Contemporáneo


En la escena final de Un tranvía llamado Deseo de Tennessee Williams, Blanche Dubois, protagonista de la obra, es llevada a un hospital para enfermos mentales.

Ese momento es el punto de partida de esta versión coreográfica. Los acontecimientos más importantes de la vida de Blanche son recreados a través de sucesivos flashbacks,
 
cuando ya todo ha ocurrido y sólo quedan jirones deshilvanados de su memoria. Es una historia hecha de retazos, como Blanche misma, presentada como una personalidad escindida,

a través de la multiplicación en escena de varias Blanches que se mezclan y se confunden.

La obra revive en forma constante y obsesiva los nudos desencadenantes de la progresiva crisis de Blanche: el suicidio de su marido, la imposible convivencia con su hermana y el marido de ésta, la relación con Mitch –de quien recibe afecto y confianza– y, sobre todo, el permanente enfrentamiento con su cuñado Stanley Kowalski.

Blanche y Stanley, dos personajes que al mismo tiempo se atraen y se rechazan, no representan sólo dos mundos y dos culturas muy diferentes. Son también paradigmas de dos épocas que se enfrentan con una total imposibilidad de mutua comprensión.



Duración: 75 minutos

Ficha técnico artística

Intérpretes: Victoria Balanza, Nicolás Berrueta, Nira Bravo, Melisa Buchelli, Facundo Bustamante, Carolina Capriati, Matías de Cruz, Flavia Dilorenzo, Lautaro Dolz, Laura Higa, Theo Kiyoyuki Yano, Matías Mancilla, Gerardo Marturano, Alexis Mirenda, Sergio Muzzio, Leonardo Otárola, Silvina Pérez, Diego Poblete, María Eva Prediger, Rubén Rodríguez, Andrés Rosso, Sol Rourich, Ivana Santaella, Agostina Scarafia, Sofía Sciaratta, Vanesa Turelli, Ivana Villada, Margarita Wolf
Vestuario: Carlos Gallardo
Escenografía: Carlos Gallardo
Iluminación: José Luis Fioruccio
Música: Bela Bartók
Banda de sonido: Edgardo Rudnitzky
Asistencia coreográfica: Miguel Ángel Elías, Elizabeth Rodríguez
Coreografía: Mauricio Wainrot
Dirección: Mauricio Wainrot

Delirios de no se donde


Este año Lita Tancredi presenta en las Vacaciones de Invierno, el estreno de una Obra totalmente diferente a las recientes representadas durante tantos años.
 
Es un llamado a los niños y adultos para reflexionar con profundidad mediante la fantasía y juego teatral, como somos y funcionamos en nuestra vida.
 
Los transporta a un Universo Creativo con aspectos estéticos, coreografías, música popular original en vivo, efectos especiales y artes circenses en trapecio.
 
Los personajes de la Obra son seres diferentes en su apariencia, ideas y mandatos, tales como Carcuja (cara de lechuza), Picapleitos, Draculín, Elada y el Pofesor Semicorchea.
 
Vivos en una maravillosa isla de la que no saben disfrutar lo que les brinda, y sus vidas pasan por momentos de grandes peleas y otros de gran amor y felicidad, por ello pierden el NOMBRE y con ansias tratan de comportarse bien para rescatarlo y vivir en paz. Hasta que un ser Cósmico Elada trata de ayudarlos y que recuperen la identidad..
 


Ficha técnico artística

Actuan: Samuel Aspee, Fernando Aviles, Nicolas Berlanga, Brenda Fernández, Andrea Folkenand
Realización de escenografia: Sonya Sejanovich
Realización de vestuario: Sonya Sejanovich
Música original: Samuel Asper
Fotografía: Federico Ontanilla
Diseño gráfico: Marcela Piazza
Dirección: Lita Tancredi
 
CENTRO CULTURAL LITA TANCREDI
Montecaseros 1177 (mapa)
Mendoza - Mendoza - Argentina
Reservas: 156000536
Entrada - Domingo - 16:30 hs

Antonin Artaud

El teatro y la cultura (I)

Antonin Artaud (1865-1948) fue dramaturgo, ensayista, poeta. A partir de una primera etapa en contacto con el surrealismo, Artaud impone la singularidad de su visión. Alrededor de 1931, empieza a desarrollar su teoría del teatro de la crueldad. En 1936 viaja a México. Vive con los indios tarahumaras y experimenta con el peyote. Vuelve a Francia y emprende un viaje a la Irlanda legendaria, de la que es deportado. Permanece en distintos asilos mentales franceses hasta su muerte. Su obra niega esa conclusión biográfica: lo repite una y otra vez para distintas generaciones, iracundo y genial.


Nunca, ahora que la vida misma sucumbe, se ha hablado tanto de civilización y cultura. Y hay un raro paralelismo entre el hundimiento generalizado de la vida, base de la desmoralización actual, y la preocupación por una cultura que nunca coincidió con la vida y que en verdad la tiraniza.
Antes de seguir hablando de cultura señalo que el mundo tiene hambre, y no se preocupa por la cultura; y que sólo artificialmente pueden orientarse hacia la cultura del pensamiento vueltos nada más que hacia el hambre.
Tenemos sobre todo necesidad de vivir y de creer en lo que nos hace vivir, y que algo nos hace vivir; y lo que brota de nuestro propio interior misterioso no debe aparecérsenos siempre como preocupación groseramente digestiva.
Quiero decir que si a todos nos importa comer inmediatamente, mucho más nos importa no malgastar en la sola preocupación de comer inmediatamente nuestra simple fuerza de tener hambre.
Si la confusión es el signo de los tiempos, yo veo en la base de esa confusión una ruptura entre las cosas y las palabras, ideas y signos que las representan.
No faltan ciertamente sistemas de pensamiento; su número y sus contradicciones caracterizan nuestra vieja cultura europea y francesa; pero, ¿dónde se advierte que la vida, nuestra vida, haya sido alguna vez afectada por tales sistemas?
No diré que los sistemas filosóficos deban ser de aplicación directa e inmediata; pero una de dos:
O estos sistemas están en nosotros y nos impregnan de tal modo que vivimos de ellos (¿y qué importan entonces los libros?), o no nos impregnan y entonces no son capaces de hacernos vivir (¿y en ese caso qué importa que desaparezcan?).
Hay que insistir en esta idea de la cultura de acción y que llega a ser en nosotros como un nuevo órgano, una especie de segundo aliento; y la civilización es la cultura aplicada que rige nuestros actos más sutiles, es espíritu presente en las cosas, y sólo artificialmente podemos separar la civilización de la cultura y emplear dos palabras para designar una única e idéntica acción.
Juzgamos a un civilizado por su conducta, y por lo que él piensa de su propia conducta; pero ya en la palabra civilizado hay confusión; un civilizado culto es para todos un hombre que conoce sistemas, y que piensa por medio de sistemas, de formas, de signos, de representaciones.
Es un monstruo que en vez de identificar actos con pensamientos ha desarrollado hasta el absurdo esa facultad nuestra de inferir pensamientos de actos.
Si nuestra vida carece de azufre, es decir, de una magia constante, es porque preferimos contemplar nuestros propios actos y perdernos en consideraciones acerca de las formas imaginadas de esos actos, y no que ellos nos impulsen.
Y esta facultad es exclusivamente humana. Hasta diré que esta infección de lo humano contamina ideas que debían haber subsistido como ideas divinas; pues lejos de creer que el hombre ha inventado lo sobrenatural, lo divino, pienso que la intervención milenaria del hombre ha concluido por corromper lo divino.
Todas nuestras ideas acerca de la vida deben reformarse en una época en que nada adhiere ya a la vida. Y de esta penosa escisión nace la venganza de las cosas; la poesía que no se encuentra ya en nosotros y que no logramos descubrir otra vez en las cosas resurge, de improviso, por el lado malo de las cosas: nunca se habrán visto tantos crímenes, cuya extravagancia gratuita se explica sólo por nuestra impotencia para poseer la vida.
Si el teatro ha sido creado para permitir que nuestras represiones cobren vida, esa especie de atroz poesía expresada en actos extraños que alteran los hechos de la vida demuestra que la intensidad de la vida sigue intacta, y bastaría con dirigirla mejor.
Pero por mucho que necesitemos de la magia, en el fondo tememos a una vida que pudiera desarrollarse por entero bajo el signo de la verdadera magia.
Así, nuestra arraigada falta de cultura se asombra de ciertas grandiosas anomalías; por ejemplo, que en una isla sin ningún contacto con la civilización actual el simple paso de un navío que sólo lleva gente sana provoque la aparición de enfermedades desconocidas en ella, y que son especialidad de nuestros países: zona, gripe, reumatismo, sinusitis, polineuritis, etcétera.
Y asimismo, si creemos que los negros huelen mal, ignoramos que para todo cuanto no sea Europa somos nosotros, los blancos, quienes olemos mal. Ya hasta diré que tenemos un olor blanco, así como puede hablarse de un “mal blanco”.  
Cabe afirmar que, como el hierro enrojecido al blanco, todo lo excesivo es blanco; y para un asiático el color blanco ha llegado a ser la señal de la más extrema descomposición.




Antonin Artaud
(Fragmento)
El teatro y su doble, 1938, Buenos Aires, Sudamericana, 2005

viernes, 30 de septiembre de 2011

Maniobras


de David Viñas 

“Nos interesa el teatro como reflexión, el teatro es un arte eminentemente político es un espacio de reflexión política”. Así lo expresa Fernando Armani y su proyecto teatral en homenaje a David Viñas: Maniobras en el marco de las producciones teatrales 2011 del Elenco UNGS. Esta obra nos invita a reflexionar sobre nuestra historia por su estructura dramática en relación a la perspectiva política “Fue un trabajo muy interesante y muy intenso, es una obra casi un policial que toca una parte de nuestra historia reciente, una de las más difíciles y controversiales y que en lo personal resultó doloroso el abordaje”. Maniobras (1972) es un texto que expone, dentro del seno familiar, la confrontación política del momento como metáfora de un conjuro que decantará en la noche más larga de nuestra historia. Sobre la obra, el director argumenta: “nos interesa volver a pensar las cosas que sucedieron, como se construyeron para no olvidar y para que no se repitan a partir de eso”. A diferencia de otras producciones del Elenco UNGS, “esta es una obra medio de cámara, por lo general hemos hecho espectáculos con cosas mas multitudinarias y ésta es con pocas actores, entonces estamos haciendo un trabajo muy detallado que no siempre tenemos el tiempo y la posibilidad de hacer”.

Actúan: Juan Fernández, Graciela Pérez, Patricia Labanca, Marcela Margueirat, Jorge Lohigorry y Jerónimo Cejas.
Escenografía: Marina Devesa. Vestuario: Graciela Caruso.
Dirección: Fernando Armani.
Producción: Centro Cultural UNGS
Funciones todos los viernes de septiembre y octubre. 21hs Sala de Teatro Daniel Nanni CCUNGS.
Bono contribución: $20.
Reservas farmani@ungs.edu.ar
Poner en el asunto: Entradas “Maniobras”

sábado, 17 de septiembre de 2011

Quizás quiso decir

Obra de clown (humor absurdo).
 
Es una obra de clown (humor absurdo). Dos hombres pescan y entre pique y pique esperan. ¿Qué? ¿Picar algún recuerdo? La sustancia del encuentro es la memoria y los viajes delirantes que transitan entre reflexiones filosóficas y juegos absurdos. Emprenden un viaje de gran intimidad. ¿Se conocen? Tal vez no importe. Están solos y mientras pescan se reconocen a sí mismos.



Duración: 60 minutos

Ficha técnico artística

Actuan: Ignacio Albani, Pablo Algañaraz
Dirección: Agustin Flores Muñoz

Yo adivino el parpadeo

De Guillermo Camblor
 
Un día cualquiera, inesperadamente, después de una silenciosa y prolongada ausencia, ella y él se encuentran.
Y entonces crece el interrogante.¿Cómo se enfrenta al otro cuando el tiempo pareciera casi haber borrado los recuerdos?
Quizás aún se esté a tiempo de recuperar algo de aquel amor, que alguna vez fue.
YO ADIVINO EL PARPADEO nos ofrece un juego teatral entrañable, llevado adelante por personajes rebosantes de humanidad que en su peripecia conjugan calidez, emoción, humor y ternura.
 


Duración: 80 minutos

Ficha técnico artística

Autoría: Guillermo Camblor
Actuan: Carolina Papaleo, Rubén Stella
Bailarines: Lucas Gou, Claudia Incze
Músicos: Ricardo Badaracco
Prensa: Alicia Accinelli
Dirección: Julio Baccaro

Ricardo Monti

"Cuando escribo, siento la música"

A 30 años de su estreno original, su obra "Marathon" vuelve a la cartelera. Maestro de autores, define a su pieza como "una reflexión amarga de la condición humana".


Imagínese que sale a caminar una noche de otoño por las calles de Buenos Aires. Pasa el tiempo y, sin que se dé cuenta, de golpe, se encuentra en un barrio totalmente desconocido. ¿Puede ser que acaba de oír el clang-clang de un tranvía? No hay ni un auto ni una persona en la calle. ¿Se olvidó, acaso, de que hay toque de queda?, ¿o tal vez está soñando? Mira un parque arbolado. ¿Puede ser que haya visto a una figura fugaz vestida de conquistador? Se escuchan aullidos. Hace mucho frío. De golpe, en una esquina, un viejo salón de baile suburbano de la que sale música ¿de cabaret?, ¿tango?, ¿música de circo? Paga la entrada y entra. Toma asiento. Sobre un escenario cinco parejas agotadas, polvorientas, grotescas y elegantes, a la vez, bailan. Y allí, entre ellas, el animador. ¿Un bufón endemoniado? ¿Un Tinelli creado por Kafka? Los fustiga con sus palabras. Los alienta en seguir en el concurso. Los amenaza con El Premio. Y usted se da cuenta de que no va a salir nunca de este salón. Está en el mundo de Ricardo Monti, está en la obra Marathon. Se estrenó por primera vez en Buenos Aires, en 1980. Ahora la puede ver, dirigida por Villanueva Cosse, en el Teatro Nacional Cervantes.

Nos juntamos con Monti, dramaturgo, y gran formador de dramaturgos en su casa de Palermo. Sobre su sillón están amontonados diccionarios y manuscritos. Toma té de una enorme taza y contesta las preguntas sin apuro, sonriente. Uno se encariña con él rápidamente.

¿Me puede contar del primer estreno de Marathon? Fue en plena dictadura...

Sí, y es la única obra mía concebida y escrita dentro de ese período. La obra intentó ser una radiografía del alma durante la dictadura. Pero claro, no era teatro estrictamente político; sino que tenía todo un trasfondo filosófico. Pero ese trasfondo filosófico estaba, a su vez, determinado por las circunstancias históricas en las cuales yo pensaba en ese momento. Cuando esa obra se hizo en Alemania por primera vez, me sorprendió. ¿Por qué este público tan ajeno a nuestra realidad se pudo conectar con esta saga, con esta epopeya de estos seres desesperados por sus existencias, sus existencias cotidianas?

Es que allí está el trasfondo del nazismo...

Sí, por un lado. Pero también esta el tema más general de la condición humana. Marathon es una reflexión amarga sobre la condición humana.

Empezó escribiendo poesía. ¿Cómo fue la decisión de escribir textos dramáticos?

Siempre busqué el teatro porque me impactó de una experiencia que tuve de muy chico, a los 12 o 13 años. Pero no me salía, no sabía cómo escribir teatro. Entonces me dediqué mucho a practicar en la narrativa. Y efectivamente, escribía una novela, que estaba bastante avanzada, cuando tuve una especie de iluminación respecto de cómo era escribir teatro. Que no era escribir diálogos meramente. Sino que era tener un tipo de concepción y de imagen. Y esa novela se transformó en mi primera obra de teatro. Eso pasó cuando encontré el espacio escénico que podía concentrar toda una historia, cuando entendí que yo podía absorber en una especie de lugar magnético toda una historia y comprenderla íntegramente.

¿Esa iluminación la recuerda bien?

Estaba escribiendo en un bar donde solía ir, cerca de la antigua Facultad de Filosofía y Letras, en la calle Viamonte y San Martín, cerca del Payró. Y recuerdo perfectamente en qué mesa estaba, junto a qué ventanal. Y allí, escribiendo, pasó este autodescubrimiento de cómo escribir teatro. Toda esa historia que yo estaba contando narrativamente podía refluir o concentrarse en un espacio determinado... A partir de allí me dediqué al teatro.

¿Y cómo ha evolucionado desde ese momento?

Todo sigue derivándose a otros lugares. En un momento, mis obras se fueron haciéndose tan complejas que se descosían. Porque la presión de la expansión de la historia fue muy fuerte. Así como de la novela derivé al teatro, finalmente el teatro me llevó a la novela. Y estoy allí, luchando con una novela. El tema es que con la novela hay que tener una fortaleza hasta física.

¿Y tiene una rutina estricta?

No, no, no. En ese sentido me he liberado de mí mismo. Cuando yo era joven, si no escribía una determinada cantidad de palabras por día, decaía en un estado de angustia espantosa. Pero de eso me he liberado y ahora escribo cuando tengo necesidad. Hay oleadas de 24 horas y a veces pasan semanas de elaboración interna. Y eso no me angustia.

¿Siempre quiso ser escritor?

A los siete u ocho años leí Tom Sawyer pero, curiosamente, lo que surgió de allí fueron las ganas de escribir un poema. Recuerdo el primer poema que, de pronto, surgió dentro de mí como una especie de música inagotable. Y yo en ese momento sentí que eso era tal: una música inagotable. Y siempre, cuando escribo, siento mucho la música de las escenas, de los diálogos, siento esta estructura musical. Eso me acompañó siempre. Y en ese momento me sentí, o algo en mí se definió como escritor. Supe que iba a ser escritor a los ocho años. Y nunca tuve en mente otra cosa.

¿Usted eligió quedarse aquí en la Argentina durante la dictadura?

Sí, fue una decisión consciente. Además, pasé momentos de riesgo personal. Apareció mi nombre en una de las famosas listas..., pero me quedé. Di mis clases; me dediqué a formar, de alguna manera, a las generaciones futuras, para que no se perdiera una determinada tradición. Y, bueno, fui visitado por seudoalumnos... En ese sentido, siempre tuve un sexto sentido; de manera que apenas abría la puerta ya sabía quién era...

Dentro de las constricciones de la época, ¿se podía enseñar?

Sí, de hecho formé toda una generación de autores jóvenes, nuevos: Mauricio Kartun, Jorge Huertas, bueno, tantos... Que a su vez fueron formando gente también.

¿Y cómo enseña ahora?

Sigo determinados principios que están dados por esas iluminaciones que tienen que ver con el trabajo con la imagen interna, con la imagen transportando teatralidad. Cómo trabajar los diálogos, los personajes y la estructura teatral desde las imágenes. Esa es la vía maestra. Pero, en realidad, uso mi oído musical fundamentalmente. Me viene alguien, me lee, y yo inmediatamente detecto cuando una nota es falsa, cuando una nota desafina.

¿Le dijo a algún alumno que no iba a poder ser escritor?

No. Porque uno es falible en ese sentido. Muchas veces yo he creído durante un largo tiempo que alguien no tenía condiciones y se ha revelado como un gran escritor; una vez que se ha hecho el trabajo necesario para sacar de encima todas las trabas que estorbaban su talento. Yo no juzgo. Hago todo mi esfuerzo para que ellos se encuentren con su autenticidad. Y sé cuando algo es auténtico o no. Y allí soy inflexible. Con cuidado. El desarrollo artístico hay que cuidarlo mucho. A un talento incipiente e inseguro de sí mismo le podés hacer mucho daño.


Andrés Hax para la revista “Ñ” del 11/03/2010
www.revistaenie.clarin.com

sábado, 10 de septiembre de 2011

Espejos circulares


De Annie Baker
 
(“Circle Mirror Transformation”)

“¿Alguna vez te preguntaste cuántas veces tu vida se va a terminar? ¿Cuantas veces tu vida va a cambiar por completo para después empezar todo de vuelta?
Y sentís como si lo que te pasó antes no hubiera sido real y lo que te pasa ahora en realidad es.”

Talleres de escritura, cocina, canto, teatro… ¿Buscamos ser escritores, cocineros, cantantes, actores? ¿O en realidad buscamos descubrir nuestra verdadera identidad, entenderla, mejorarla? ESPEJOS CIRCULARES cuenta la historia de un grupo de teatro para aficionados. Cinco almas perdidas que se animan a recorrer esta aventura con tanto humor como entusiasmo. Y con todos los miedos posibles. Pero pronto, comienzan a conocer más de sí mismos y de los otros; más de lo que hubieran imaginado… o deseado. ¿Hasta dónde nos atrevemos a exponernos, a hacer el ridículo? ¿Somos capaces de revelar nuestros más íntimos secretos ante los demás? ¿Y a qué precio? Una comedia sobre la vocación, el miedo a la soledad y la maravillosa incertidumbre de vivir.

Comenta la autora Annie Baker: “Inicialmente me resistí a escribir sobre temas que ronden el teatro, porque “la obra dentro de la obra” ya fue abordada innumerables veces. Pero me encontré escribiendo en forma compulsiva sobre estas extrañas escenas y ejercicios de dramatización que tomaban lugar dentro de un pequeño y encerrado estudio de teatro. Entonces me dí cuenta de lo fascinada que estoy por el rol terapéutico de las artes. Así que esta obra trata en realidad sobre varias semanas de terapia de grupo de cinco personas que estarían demasiado avergonzadas como para inscribirse en un grupo de terapia. En Espejos Circulares no hay una obra dentro de una obra. Tan sólo trata sobre caminatas con los ojos cerrados, arriesgar asociaciones libres y atreverse a bailar el hula hula.”

7 nominaciones Premios ACE 2011

Mejor Comedia

Mejor Director de Comedia (Javier Daulte)

Mejor actriz protagónica de comedia (Soledad Silveyra)

Mejor actriz de reparto en comedia (Andrea Pietra - Victoria Almeida)

Mejor actor de reparto en comedia (Jorge Suárez)

Mejor producción (Pablo Kompel)


Duración: 95 minutos

Ficha técnico artística

Autoría: Annie Baker
Versión: Federico González Del Pino, Fernando Masllorens
Actuan: Viki Almeida, Boy Olmi, Andrea Pietra, Soledad Silveyra, Jorge Suarez
Diseño de escenografía: Alicia Leloutre
Diseño sonoro: Eli Sirlin
Sonido: Pablo Abal
Diseño gráfico: Romina Juejati, Gabriela Kogan
Supervisión de vestuario: Mariana Polski
Asistencia de dirección: Laura Brangeri
Producción general: Pablo Kompel
Supervisión técnica: Jorge Pérez H. Mascali
Dirección: Javier Daulte

Toc Toc


De Laurent Baffie
 
Seis personajes que padecen trastornos obsesivos compulsivos (TOC) se encontrarán y se conocerán en la sala de espera de un afamado psiquiatra con el fin de solucionar sus problemas. El psiquiatra nunca acudirá a la terapia y serán ellos los que tengan que llegar a sus propias conclusiones.

 


Ficha técnico artística

Autoría: Laurent Baffie
Adaptación: Jorge Schussheim
Traducción: Julián Quintanilla
Actuan: Daniel Casablanca, Mauricio Dayub, María Fiorentino, Diego Gentile, Eugenia Guerty, Melina Petriella
Vestuario: Sofía Di Nunzio
Escenografía: María Oswald
Iluminación: Adriana Antonutti
Fotografía: Alejandra López
Diseño gráfico: Gabriela Kogan
Asistencia de dirección: Diego Del Río
Prensa: Raul Casalotti
Producción ejecutiva: Rosana Del Rosso
Producción: Sebastián Blutrach, Eloisa Canton, Morris Gilbert, Bruno Pedemonti
Jefe de escenario: Juan Arana
Coaching actoral: Matías Strafe
Dirección: Lía Jelín

Espectros


De Henrik Ibsen
 
 "Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida"

Henrik Ibsen

Llega a la calle Corrientes uno de los clásicos del dramaturgo noruego, Henrik Ibsen (Casa de Muñecas) de la mano del director Mariano Dossena (Los invertidos) con Ingrid Pelicori, Walter Quiroz, Marcelo Bucossi, Horacio Acosta e Iride Mocket, mas el cantante contratenor Joaquín Rodriguez Soffredini, escenografía y vestuario de Nicolás Nanni y produccion de Pablo Silva.

Una de las temáticas principales a lo largo de toda la obra de Ibsen es la rebelión de la mujer contemporánea y, si bien en "Espectros" esta búsqueda se hace visible, también bordea otras cuestiones, tales como la renovación espiritual, el karma, la herencia, la orfandad, la búsqueda de la identidad y, por sobre todo, aquellas cosas no visibles que determinan nuestro destino.

¿Cuánto de todo lo que tapamos, vuelve; se convierte en fuego, en piedras para con nuestro andar? ¿Cuánto de aquello que somos viene con nuestros antepasados? ¿Cuántos fantasmas, creencias muertas habitan en nuestro ser, en nuestro destino?

"Creo uno de los motivos por los cuales elijo los autores clásicos es porque, más allá de su fuerte estructura dramática, abordan temas que me atraviesan tales como la identidad, las relaciones humanas, el destino, el espíritu. Es en ellos donde las repuestas que se me aparecen son -desde mi punto de vista- elevadas. Abordarlos es para mí un puente a nuevos pensamientos que contribuyen al crecimiento, a la reflexión. En el caso de Ibsen, lo que me atrapó fue su perfección dramática y su visión adelantada. Con "Espectros" se devela una nueva forma de entender lo espiritual que coincide, en varios puntos, con el budismo - otra filosofía de la cual soy un declarado apasionado-, la transformación del karma; la simple alegría de estar vivo, el intentar convertir la oscuridad en luz, son temas fundamentales en esta obra del genial noruego. Como director, uno de los desafíos que me propuse fue el de serle fiel a la época; que la puesta transpire una Noruega a finales del 1800, ese clima nórdico. Intuyo que la distancia temporal potencia la metáfora del autor", declara Mariano Dossena

Síntesis // La señora Alving es viuda y recibe a Osvaldo su único hijo quien, enfermo, regresa a su casa de la infancia. Todo lo que durante años, ha sido ocultado respecto de la vida del difunto marido de Alving, saldrá a luz sin morfina, ni anestesia alguna. El karma de la familia volverá con el fuego, cada llama depurará, una a una, todas las mentiras.


Duración: 80 minutos

Ficha técnico artística

Autoría: Henrik Ibsen
Actuan: Horacio Acosta, Marcelo Bucossi, Iride Mockert, Ingrid Pelicori, Walter Quiroz
Cantantes: Joaquin Soffredini
Vestuario: Nicolás Nanni
Escenografía: Nicolás Nanni
Iluminación: Pedro Zambrelli
Fotografía: Anna Lee
Diseño gráfico: Andrés San Martin
Asistencia general: Tony Chavez, María José Urlezaga
Asistente de producción: Tatiana D'Agate
Prensa: Silvina Pizarro
Producción ejecutiva: Ana Ortiz
Producción: Pablo Silva
Dirección: Mariano Dossena