viernes, 22 de marzo de 2013

El otro teatro


Teatro alternativo

El Camarín de las Musas - Buenos Aires

Como teatro alternativo se denomina al teatro que se produce al margen de los circuitos comerciales.
Durante el siglo XX, cada país y cada tradición teatral ha visto surgir un movimiento renovador, de planteamientos artísticos y sociales avanzados, que se oponía al teatro oficial, sujeto a estrechas condiciones comerciales y de ideología más conservadora. En Estados Unidos surgió el off-Broadway como reacción contra el teatro de Broadway, y más tarde, con una postura aún más extrema, el off-off-Broadway. En Gran Bretaña se habla de teatro fringe, y en España y muchos países latinoamericanos, la expresión teatro universitario era sinónimo de teatro alternativo, ya que fue en las aulas universitarias donde se gestaron movimientos sociales y artísticos que supusieron una importante renovación de la realidad teatral. Con el tiempo, sin embargo, las nuevas ideas se han ido asentando, y el teatro alternativo ha ido encontrando sus propios cauces de comercialización y distribución, a menudo por medio de subvenciones oficiales o de una plena profesionalización. El teatro alternativo es, pues, la contrapropuesta al teatro establecido, una alternativa estética, organizativa y cultural, que se produce a través de grupos o compañías más o menos pequeñas de teatro independiente. Nace siempre unido a los movimientos de masas, y actúa, sobre todo, en lo que a maneras de pensar se refiere. De ahí le viene su carácter popular y casi siempre festivo o ritual.
Por lo general, estos grupos carecen de grandes presupuestos para la puesta en escena de las obras. Los decorados se realizan con materiales sencillos a causa de su bajo coste y la facilidad para transportarlos. Todo esto sin abandonar sus principios estéticos y muchas veces políticos. Cualquier alternativa se plantea y es casi siempre el colectivo el que decide.
Este tipo de teatro tiene dos metas más o menos definidas: una nueva estética y unas maneras diferentes para llegar al público que les interesa. Por ello se ve en la necesidad de crear sus propios textos. Otras veces recurren a autores o dramaturgos tales como Artaud, Brecht, Grotowski, Stanislavski, Sartre, Beckett e Ionesco; clásicos como Shakespeare, Molière, Sófocles, Eurípides, Chéjov, Tennessee Williams y Peter Weis; o más recientes como Bernard-Marie Koltès o Heiner Müller.
Sin embargo, hay que destacar y agradecer como otro rasgo característico de este movimiento su atrevimiento y desenfado al asumir como base de sus montajes, materiales no teatrales, como cuentos musicales, cuadros, danzas y novelas, u otros como la Biblia o diversas leyendas mitológicas y religiosas.
En estos casos resulta muy difícil separar en sus distintos componentes el espectáculo resultante, que se convierte en una mezcla de teatro, danza, música y pintura. Quizá sea ésta una de las causas que han hecho posible que algunos grupos rescaten para sus obras lugares no habituales de representación teatral.
Es muy variada y difícil de abarcar la propuesta de los teatros alternativos, pero simplificando se pueden enumerar algunos géneros que se reiteran, como el teatro del absurdo, el teatro documento, las performances y las obras de agitación política o de propaganda coyuntural.


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